TRACTORADAS: CUESTION DE
IDENTIDAD 16-02-2024
En el mundo rural minifundista,
el de los pequeños propietarios, el de los autónomos, hay una larga tradición
de enemistad con la izquierda, vista como una amenaza a la propiedad privada.
Porque sobre todo en el centro y norte de España el agricultor es y ha sido
mayoritariamente un pequeño propietario, y no un asalariado como pasa en
Andalucía donde los jornaleros (ahora negritos y moritos) trabajan para un señorito.
Históricamente, los pequeños
propietarios siempre han constituido una zona de confusión y conflicto en la
tradición marxista y en el movimiento obrero ¿Amigos o enemigos? No es cuestión
baladí pues las identidades políticas se han construido en torno a esa lucha
fratricida entre los desposeídos y los casi desposeídos del todo. Esto sigue
presente, y creo que es lo que explica el hecho de que un ganadero o agricultor
que trabaja a pérdidas por culpa de tratados de libre comercio vote opciones
neoliberales y no a los ecologistas o a las izquierdas que son quienes mejor
los entienden.
Sí, los entienden pero cometen
errores metodológicos de abordaje del conflicto. Porque es un error analizar lo
que pasa en el campo en clave ecologista , no va a funcionar porque todo lo que
suene a ecología es percibido como algo
de izquierdas. Así de sencillo. Pero además, no va a funcionar porque los
agricultores y ganaderos sienten que se les hace pagar a ellos la factura
ecológica de todos. Es uno de sus hartazgos. Eso y el papeleo siendo ellos a su
pesar cuasi analfabetos digitales. Ven
cómo la Unión Europea pone medidas
restrictivas en materia medioambiental que nos obligan dentro mientras firma tratados de libre comercio con
países de fuera que desde luego no participan de pacto verde alguno.
De manera que la tractorada que
está bloqueando carreteras y ciudades en febrero de 2024 se lo ha puesto fácil
a la Sra. Von der Leyen que zanja el falso dilema entre el mundo rural y el
desarrollo sostenible retirando la ley
que pretendía reducir al 50% el uso de pesticidas , permitiendo así volver a lo de siempre. O sea, que los de
abajo se enfrenten entre ellos. Y todos rumbo al ecocidio.
Mientras se ponga el acento en la
cuestión ecológica, no se pone en la económica. Mientras debatamos sobre los
mililitros de fertilizantes permitidos , no hablamos de que todo apunta a que
de aquí a unos pocos años toda la agricultura y la ganadería estarán en manos
de grandes corporaciones transnacionales, y que los pueblos de Europa estarán
más vaciados si cabe, porque arruinados, sus habitantes pasarán a formar parte
de la masa desempleada o precarizada de las ciudades.
Porque en los últimos años se están
haciendo muchas cosas pero no funcionan
porque se presentan como cuestiones de izquierdas o ecologistas. No se puede ir
al campo a hablar en términos de
ecologismo vestidos con chaquetas de coderas o hablando de campesinos. Por qué?
Pues porque la clave no está en los contenidos de los mensajes que se pretenden
trasladar , está en una cuestión de
identidades. En el campo se perciben lo
que entienden como amenazas de izquierdas que afectan a sus propiedades que es
su identidad y su vida, pero no las amenazas neoliberales de las grandes
corporaciones que son realmente las que le aprietan hasta asfixiarlos.
Es muy difícil y a la vez muy
fácil: hay que hablar en términos económicos, hay que explicar adónde se va el
dinero que están dejando de ganar los agricultores y ganaderos , para que todos
tengamos claro quiénes son los culpables y dónde está el enemigo. Hay que ir al
fondo de la cuestión , al solomillo, a lo estructural y no quedarse en las migajas.
De nuevo el símil del dedo y la luna de Confucio.
Llegado a este punto quizás tenga
todo el sentido volver a la dicotomía de los de abajo frente a los de arriba en
lugar de izquierda o derecha. Labradores y ganaderos más o menos unidos frente al capitalismo salvaje de las grandes
corporaciones que los están devorando y que esos sí que están unidos como una
roca. ¿Por dónde empezamos?
Enrique Monterroso Madueño
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