YOLANDA LA PELIGROSA ( 2-7-2021)
Acaba de decir la ministra de Trabajo que se está demostrando con
los datos en la mano que “es compatible la protección social y la eficiencia
económica”, algo que se viene defendiendo hace largo tiempo por los expertos
no contaminados por ideologías ultraliberales.
En efecto, todo parece indicar que entramos en una fase en la que vamos a poder
recuperar la normalidad prepandémica en materia de empleo y de cotizaciones a
la seguridad social, que no es que fuera antes para tirar cohetes de satisfacción pero sí un anhelo casi general en plenos
tiempos del cólera pues la normalidad acaso sea justamente eso, que se puede
proteger a los más débiles al tiempo que se crece económicamente.
De histórico han calificado esta mañana los analistas los datos de
empleo de junio y su correspondiente elevación de ingresos de la seguridad
social. Sin duda que puede resultar histórico este dato de hoy pero a mi lo que
de verdad me parece histórico es ver y comprobar cómo es posible la
concertación , el acuerdo y el diálogo social entre la patronal, los sindicatos
y el propio gobierno. Esto me parece inaudito. Cuando muchos grajos esperaban
lo contrario, que la ministra del gobierno “socialcomunista” haya sido capaz de
lograr los consensos que estamos viendo, es para anotarlo en el “guines” de los
aciertos de gobiernos valientes. Con
razón decía el otro día el ínclito Ansar que había que tomar nota y no olvidar
el comportamiento y la actitud de los empresarios en el tema de los indultos,
simplemente porque manifestaron su convencimiento de que había que favorecer
todo lo que supusiera diálogo y búsqueda de soluciones. Les ha dolido.
Y es que el eje de la política española, a tenor de las
afirmaciones y actitudes de ciertos medios de comunicación en España, viene situando el extremismo en este país en el socio del
gobierno de coalición al tiempo que pasa
de puntillas por las políticas y las burradas que defienden tanto los abascales
como los señoritos ultraliberales . Durante
un tiempo se ha venido vertiendo en las redes y la prensa más contaminada de
forma ácida que subir el salario mínimo, poner freno al precio de los alquileres,
establecer un ingreso mínimo vital y pagar con dinero de todos los ERTES para
que las empresas sobrevivieran y los trabajadores no engrosaran las colas del
paro, era cosa de la extrema izquierda, que es peligrosísima como se está
viendo.
Y lo peor
es que este dibujo de colocar como extremista y peligroso algo que es meramente
reformador ha calado en buena parte de
la ciudadanía a pesar de que los dos socios del gobierno lo que vienen haciendo
es simplemente defender y aplicar medidas socialdemócratas propias de cualquier
país europeo: una serie de derechos
básicos para los sectores más vulnerables, como la mejora de las pensiones, un
sistema impositivo más justo y progresivo junto con leyes de corte más social como la protección
de la infancia, la eutanasia o la transexualidad.
Y mientras
estas reformas toman cuerpo en España, a pesar de la pandemia y a pesar del
clima irrespirable de rencor muy propio de la España guerracivilista, hay
formaciones políticas que niegan derechos fundamentales, difunden
cotidianamente discursos de odio que están quebrando nuestra sociedad y
defiende políticas económicas que privilegian a los que más tienen que en eso
consiste literalmente ser un extremista. Pues
nada, es curioso observar cómo unos son tildados diariamente por los lideres de
dichas formaciones y sus grandes altavoces mediáticos de
radicales, peligrosos y conflictivos, y no cesan en sus objetivos de derribar
al gobierno legítimo de la nación , mientras pasan la mano por el lomo de los contrarios
que son los que siembran de fanatismo la vida cotidiana de los españoles que lo
único que quieren es que los vacunen y progresar.
Seguro que
le parecen interesantes las palabras de Iñaki Gabilondo antes de
marcharse , quien decía lo siguiente al
respecto: "¿Se han dado ustedes cuenta de que estamos observando el
peligro que puede constituir la amenaza del socialcomunismo, del cual
permanentemente nos hablan, cuando todos los elementos de inestabilidad de los
que nos hablan proceden del otro rincón?" Estamos con el cuidado que nos
viene el lobo y mientras tanto nos puede comer el tigre".
Nos come
el tigre del neoliberalismo, que fomenta la desigualdad. Nos come el tigre del
racismo, con discursos que estigmatizan
a las minorías y nos come el tigre del odio y del rencor como si no hubiésemos vivido
ya experiencias tenebrosas en este país llamado España. Y nos come la
equidistancia, que coloca en el mismo lugar a formaciones que proponen
políticas socialdemócratas y a partidos de extrema derecha, creyendo además
que no suponen ninguna amenaza. País.
Enrique
Monterroso Madueño
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