viernes, 24 de septiembre de 2021

 

LA AMÍGDALA SOCIAL ( 24-09-2021)

La lava de fuego  que no cesa de Cumbre Vieja de La Palma  con tanta desgracia asociada  nos está permitiendo ver al ser humano en estado puro y a la sociedad en su conjunto. Estos días estamos viendo miedo, pero también valor en los hombres y mujeres  de la isla que estos días se enfrentan a la peor situación que un ser humano puede sufrir después de la muerte, ver cómo te arrancan tus entrañas, tu historia, tu territorio, tu memoria, tu futuro. Muertos en vida , dicen.

El miedo es una emoción primaria que aparece al percibir un peligro, real o supuesto, presente o futuro.  Pero, al mismo tiempo el miedo puede ser  el mecanismo que le permite a un individuo o a un grupo responder ante situaciones adversas con rapidez y eficacia. ¿Eficacia para qué? Para garantizar la supervivencia.  Lo estamos viendo en directo en todos y cada uno de los habitantes de La Palma, cómo se organizan para pelear contra el monstruo que quiere devorarlos. El miedo no los paraliza, al contrario. 

Parece ser que  el miedo “se fabrica” en la amígdala cerebral, una estructura con forma y tamaño de almendra que forma parte del sistema  del cerebro y se conecta con muchas otras áreas  y con los sentidos. Una de las funciones  principales de la amígdala, la que  hace que sea una pieza clave de la supervivencia, es procesar las emociones de miedo y, por lo tanto, poner en marcha  todos los mecanismos de defensa ante las amenazas. Impresiona que una parte del cuerpo tan pequeña sea responsable de tantas cosas

El miedo no es una patología. Sentir angustia ante las situaciones que nos ponen en riesgo es condición necesaria para  tratar de ponernos a salvo.  Cosa distinta es  no saber cómo responder ante él. En estos casos, el miedo puede transformarse en  terror que bloquea y paraliza. Deja, entonces, de ser un mecanismo de alerta, crucial para la supervivencia, y se convierte, más bien, en lo contrario, algo que inhibe y paraliza.

El miedo a la sequía, a la enfermedad, al hambre, a los terremotos, a la guerra  es lo que, sin duda, activó todo un repertorio de huidas, luchas y esfuerzos que condujeron a que las sociedades primitivas  se adaptasen a las diversas condiciones de sus hábitats.  Las primeras tribus homínidas que habitaron La Tierra se dieron cuenta pronto de que para sobrevivir era preciso mantener unido al grupo. Sin garras, pinchos, colmillos o caparazones en los que guarecernos, lo que nos ha hecho evolucionar y sobrevivir ha sido la cooperación  con nuestros semejantes. A lo largo de la evolución, los seres humanos hemos desarrollado unas habilidades para la sociabilidad que nos han ayudado a sobrevivir. Podríamos decir, por tanto,  que la evolución humana es resultado de la construcción de soluciones colectivas que permitieron reducir la incertidumbre y generar protección y seguridad.

A la altura del siglo XXI pasa lo mismo. Sin miedo no tienen sentido la precaución o la cautela. Sin miedo no hay motivo para la previsión o la proyección del futuro. Sin miedo no se habrían inventado las pensiones ni los sindicatos. Sin miedo y consciencia de la vulnerabilidad es imposible diseñar y poner en marcha políticas para  reducir la incertidumbre y generar seguridad y progreso justo para todos.

Pero cuando el miedo , en lugar de movilizarnos para afrontar soluciones, lo que hace es paralizarnos o , como mucho crearnos angustias (o agobio como se dice ahora) entonces…., entonces sí puede ser una patología; y una  patología social si afecta a sociedades enteras. En el caso de La Palma estamos ante un miedo generado por una amígdala social que les  hace reaccionar y pelear frente a la adversidad y generar empatía y cooperación.   En el caso de las sociedades acomodadas y acomodaticias ante las seguridad de que estamos abocados a un precipicio por la trayectoria que lleva este Planeta sin que se perciba una respuesta proporcional al peligro estamos , todo lo más, ante un canguelo que no se transforma en acciones para impedir el desastre anunciado tantas veces, como nos avisa un día sí y otro también la naturaleza. 

Si hablar del previsible colapso de esta civilización industrial  no provoca un miedo activo, una gran amígdala social que dé paso a la urgente adopción de medidas para tratar de evitarlo; si no se afronta ya un imprescindible modelo de decrecimiento de la economía capitalista ; si no se buscan estrategias que intenten cambiar las relaciones entre las personas y de las personas con su Planeta… entonces sí podemos hablar de un miedo paralizante , entonces sí podemos hablar  de complicidad para la comisión de un suicidio colectivo.  Como dice Naomi Klein, “el miedo paraliza solo si no se sabe hacia donde correr”. Aprendamos de La Palma. Miedo sí pero también valor. ¿ Para qué queremos esa amígdala cerebral que tenemos cada cual si no tenemos el valor para utilizarla  como una amígdala social y salvadora?  ¿ Estamos a tiempo?

                                    Enrique Monterroso Madueño

 

 

 

domingo, 19 de septiembre de 2021

 

PODER Y GOBIERNO ( 17-09-2021)

El Gobierno acaba de aprobar una serie de medidas dirigidas a reducir el precio de la luz y la respuesta de las empresas eléctricas no se ha hecho esperar. Las principales cuestiones relativas al precio de la luz en nuestro país son complejas, técnicas y yo no soy un lumbreras para poder explicarlas. Lo cierto es que el precio no para de subir( hoy en torno a 190 euros el megavatio) y eso está poniendo en peligro la recuperación económica y puede que la estabilidad  social y política, razones suficientes para justificar las medidas del Gobierno de coalición para intentar frenar esta escalada.

Lo primero que hay que tener bien presente es que el precio astronómico de la luz no es fruto de una coyuntura sino que , por el contrario es algo estructural, de raíz. La clave está en una palabra : oligopolio. El oligopolio que componen tres o cuatro grandes empresas eléctricas del país controlan el mercado y pueden manipular todos los ingredientes que intervienen en el precio, desde la producción a la comercialización pasando por el transporte y demás.

Las empresas que lo componen se comportan como jugadores tramposos en una partida de póker: todas ellas tienen filiales que se reparten entre ellas las distintas fases del proceso: unas son productoras de energía, otras la transportan , otras la comercializan y otras las vende. Se compran y venden entre ellas, entre sus filiales  de modo que pueden determinar cantidades y precios a su antojo y pueden conforman la ensalada de las distintas fuentes de energía  según les convenga más. Así funciona el oligopolio eléctrico en España. Además de eso, o por eso, su enorme poder e influencia política les permite influir  en los gobiernos   y conseguir que las normas legales se hagan a su medida. Así ha sido hasta ahora al menos.

Ciertamente, además de ese funcionamiento oligopólico hay también circunstancias coyunturales que están influyendo en el precio de la luz como el precio del gas a partir del cual se obtiene la electricidad o el tener que pagar por la contaminación de CO2 en forma de bonos que cotizan en bolsa como productos financieros y , por ende, especulativos. Pero ambas circunstancias no justificarían la escalada que sufrimos si no fuera por tres situaciones :

1. Porque la regulación actual del mercado eléctrico permite generar energía a partir de la fuente más cara día a día.

2. si los gobiernos ( todos) no se hubieran dejado influir por el oligopolio permitiendo que las empresas manipulen a su antojo los costes .

3. Si no se hubiera frenado , en beneficio de las eléctricas, el desarrollo de energía renovables como pasó hace unos años.

Así las cosas, resulta obvio que es imposible frenar la subida sin enfrentarse  a estas tres realidades.

La respuesta del oligopolio ha sido brutal: como propietarios de las centrales nucleares han amenazado con un “ cierre desordenado”, un cierre unilateral y por su cuenta lo que crearía un verdadero caos. Menos mal que la ministra del ramo les ha recordado que una central eléctrica nuclear no se puede cerrar por voluntad exclusiva de sus propietarios.

En esta situación, lo mejor que puede hacer un gobierno es ser valiente, no amilanarse ante las presiones que personas tan influyentes como expresidentes, ex ministros, banqueros, periodistas (todos ellos al servicio y con sueldo de las eléctricas) están generando contra el presidente del Gobierno y sus ministros y sobre ciertos medios de comunicación para que los ataquen sin piedad.

En mi opinión, la mejor respuesta es mantener informada a la ciudadanía. Mientras la ciudadanía no sepa lo que hacen las eléctricas y cómo funcionan y no se dé cuenta de quienes son los verdaderos responsables será muy difícil que un Gobierno decente pueda llevar a cabo reformas de calado por muy buena voluntad que ponga. Y mucho peor si ese Gobierno decente tiene como oposición a unos grupos políticos indecentes que coquetean con esas empresas. Quien paga manda.

De momento hay que felicitar al Coalición porque es la primera vez que recuerdo que nuestros representantes políticos le hablan de tú a tú a las eléctricas que junto a otras grandes corporaciones como la banca son las que tienen el poder en España. Sánchez y sus ministros sólo tienen el Gobierno.

Marbella 17 de septiembre de 2021

 

TENGO UN AMIGO QUE SABE VOLAR (3-09-2021)

                                                                       Enrique Monterroso Madueño

Presumo de tener un amigo que sabe volar. Bueno , lo tenía porque Arturo se nos fue este mes de Agosto de forma imprevista. ¡  Teníamos proyectados tantos vuelos juntos…! Dijo el historiador Henri Pirenne en su día “Si yo fuera un anticuario me gustarían las cosas viejas pero soy historiador y por eso amo la vida”. Pues exactamente eso, que   Arturo era una persona mayor atípica , un adulto de segunda generación que amaba profundamente la vida en forma presente y tremendamente humana. A Arturo le han arrebatado, cobardemente,  unos añitos más  en los que hubiera podido seguir echando vida a los años que es lo que a él le gustaba. De ahí su alegría siempre presente en su semblante .

Yo reivindico la vejez, la alegría y la amistad, las tres cosas juntas en un solo envoltorio. Bueno, creo que falta un cuarto ingrediente, la inocencia que siempre me llama y me procura y que Arturo tan bien representaba, haciéndose pasar por un ingenuo consciente porque hace falta mucha ingenuidad para volver a empezar todos los días en un mundo tan malo. 

Echo mano de uno de mis escritores favoritos- Fernando Pessoa- para recordar a Arturo en su vuelo más allá de la atmósfera que tenemos aquí abajo , densa, azul oscura casi negra, amenazadora; para reivindicarlo como ser humano en esas cuatro dimensiones: permanentemente adulto, amigo, alegre e inocente.

“Mis amigos son todos así: mitad locura, otra mitad santidad. No los escojo por la piel sino por la pupila que ha de tener un brillo cuestionador y una tonalidad inquietante. Escojo a mis amigos por la cara lavada y el alma expuesta. No quiero sólo el hombro o el regazo, quiero también su alegría. El amigo que no sabe reír conmigo, no sabe sufrir conmigo.

Mis amigos son todos así : mitad bromas, mitad seriedad. No quiero risas previsibles ni llantos piadosos. Quiero amigos serios de esos que hacen de la realidad su fuente de aprendizaje pero que luchan para que la fantasía,  la ingenuidad y la risa no desaparezcan.

No quiero amigos adultos, comunes. Los quiero mitad infancia y mitad vejez. Niños para que no se olviden del valor del viento en el rostro ,y ancianos para que nunca tengan prisa. Así, viéndolos locos ,bromistas y serios, niños y anci2anos a un tiempo, nunca me olvidaré que eso que llaman  normalidad es una ilusión estéril ” . Hasta aquí Fernando Pessoa.

Arturo ha muerto de Covid, que equivale a una muerte a traición, cuando no tocaba, en la quinta ola de esta pandemia. Claro, Arturo no sabía tomar las olas; lo suyo era volar que es lo que hizo buena parte de su vida cuando remontaba el vuelo, trascendía de lo efímero y escribía con dos dedos y nos dedicaba novelas como si de un primerizo se tratara. Escribía y escribía para hacerle un corte de mangas a eso que llaman patologías previas y que, lejos de abrumarle,  no le impedían reírse y hacer pedorretas.

El virus asesino le atacó cuando volaba para encontrarse con las olas del Cantábrico y sus paisajes. Recalaba con asiduidad en Pechón localidad cántabra, que significa  pecho grande capaz de albergar un corazón tan grande como el suyo. Pechón también  como antídoto contra la ira que le tentaba once meses , atento como estaba él a los desmanes y desvaríos del solar patrio. Pechón como la Itaca de Homero , meta y destino de infortunios pero botín de frescura y  de sonrisas. Pechón para dejar  atrás la calima que inflama aún más la miasma que no cesa por aquí abajo y que hace del Mediterráneo un lugar calenturiento y bajo sospecha. Pechón como antídoto contra el mar nuestro de cada día llevado de un loco frenesí y  de ambiciones traducidas en detritus y en hamacas. No llores por este mar, Arturo. Nada que ver con tu Cantábrico. Me dijiste que en esta vida es necesario vivir no solo sin miedo sino también sin esperanza. Por eso delfines muy azules seguirán saltando mientras mantengamos limpio el corazón.

                                    Adiós querido amigo. Nos vemos en la estratosfera.  

                        Marbella 3 de Septiembre de 2021

 

 

  BULLING CONTRA PEDRO   26-04-2024 Valoro mucho al estadista Sánchez pero aún aprecio más su combatividad, su tenacidad en la lucha polít...