SÍ PERO NO ASÍ (
22-10-2021)
El otoño se ha presentado caliente . Semana a semana , gota a
gota tienen lugar en distintos
territorios de España concentraciones, manifestaciones de personas llegadas
desde lugares muchas veces ignotos en pos de reivindicaciones y de exigencias a
los poderes públicos de soluciones justas a los problemas de todos . Lejos de
ser una molestia, un incordio para conciencias adormecidas y acomodadas son una muestra de vida, de vitalidad, de
ejercicio de ciudadanía y de democracia participativa. La educación, la sanidad, la sostenibilidad etc
etc son demasiado importantes como para dejarlas sólo en manos de los
políticos.
Por ejemplo, un coro de voces del pueblo llenó el pasado
sábado el centro de Madrid. Más que voces podemos hablar de gritos
desesperados, de gargantas heridas tratando de hacerse oir por parte sus
señorías los teóricamente representantes de la ciudadanía . Se autovonvocaron desde lugares sin nombre , de pueblos abandonados,
de territorios periféricos , todos con causas muy variadas pero con un
denominador común : todos estaban cabreados. No eran muchos, quizás unos 15.000
pero esta inmensa minoría representaban
a una mayoría silenciosa que , de tanto callar , no saben ni protestar. Se dieron cita en la capital del reino para
reclamar una transición ecológica justa que es un bien común y con el fin de
visibilizar un problema que está haciendo impensable la vida en cantidad de
puntos de la España vaciada con un lema que contiene una afirmación y una
negación en la misma frase: renovables sí pero no así.
Resulta que para cumplir con los requisitos de la Agenda 2030
de Naciones Unidas y de la propia España
necesitamos ampliar de forma
drástica las energías renovables. Hasta aquí, todos de acuerdo. Pero las
discrepancias surgen cuando este despliegue pretende llevarse a cabo utilizando el mundo rural
como una macrofactoría cuyo objetivo se cifra en abastecer a los núcleos urbanos. Sin respetar
su paisaje natural y su patrimonio cultural o histórico y sin preguntarles a
los propios habitantes de ese mundo rural.
Los congregados denuncian este modelo de implantación pues
supone una especie de colonialismo energético en el que las grandes ciudades
harán de metrópolis de la energía mientras los pueblos , sin voz ni voto, son
expoliados a cambio de promesas que ,probablemente, se llevará el viento.
Y junto a la protesta presentan una propuesta, como debe ser
para que nadie los confunda con meros voceros. Defienden una alternativa de
renovables que acerque las fuentes de producción a las de consumo y que se base
en el ahorro energético, la eficiencia y el autoconsumo en el medio. O sea, que colocan la pelota en nuestro
tejado, en el tejado de todos y no sólo en el de la España vaciada.
Entre los asistentes también había muchas personas llegadas
desde la Costa del Sol. Sí, aunque les suene raro porque es este un lugar en el
que parece que sólo es noticiable todo lo que tenga que ver con la frivolité y
el bronceado. Pues no, por aquí también pasan cosas. Llevaban a Madrid estas
personas el grito de otros miles de
personas de estos lares que hace tiempo
que protestan por las pretensiones del
Ayuntamiento vecino de Benahavís de llevar a cabo un proyecto de tendido
eléctrico de alta tensión que exigen enormes torres metálicas por medio de parajes naturales de extraordinario valor
ambiental como Montemayor y con el consiguiente
peligro para la avifauna para la que los cables es siempre una amenaza cierta.
Protestan además
contra un modelo de progreso y de crecimiento que pretende añadir a las
ya existentes decenas de kilómetros de
cables para poner en valor nuevos desarrollos urbanísticos, nuevas terrenos,
nuevos pelotazos para consolidar definitivamente no sólo la costa sino la
montaña adyacente como una tierra sólo apta para el turismo de masas que , a
medio plazo, puede ser incompatible con la sostenibilidad de los territorios. La
tesis última sería : ya el turismo se ha
ido comiendo todo el litoral costasoleño, dejemos la segunda fila de terrenos fuera
de esa voracidad.
Satisface saber al mismo tiempo saber que en Marbella va a tener lugar los próximos
20 y 21 de noviembre la XVIII Feria
Andaluza de la Biodiversidad Agrícola (
en su acrónimo FABA) organizado por la Fundación Arboretum y que
pretende desarrollar todo un programa de Talleres, Conferencias, Mesas Redondas
y muestra de productos ecológicos y artesanos
de Andalucía. No saben la importancia que tiene que en Marbella, cuyas señas de
identidad tantas veces se han confundido con la corrupción, la especulación y
el poco respeto por la naturaleza, sea el punto de encuentro de centenares de
colectivos que vienen a hablar de agricultura, es decir, de las cosas del
comer. Hablaremos de eso
próximamente