EL INVIERNO NO LLEGÓ 27-1-2023
El invierno económico que los agoreros,
los “jeremías” pronosticaban con júbilo , de forma malévola no llegó. El que sí
ha llegado , por fin y un poco tarde, es el invierno climático que es lo
propio, pero el apocalíptico, no . Y no llegó- al menos aquí a España- pese a la inflación, pese a las ineficaces
subidas del precio del dinero , pese a los desorbitados incrementos en los costes de
la energía y las materias primas o, por qué no decirlo, pese a que estamos
metidos de lleno en una economía
afectada directamente por las consecuencias de una guerra. Porque, aunque suene
a película de terror de sábado por la
tarde, ésta ha sido, y en gran parte sigue siendo, nuestra realidad. Con virus
mortal incluido. Ingredientes altamente inflamables que harían explotar
cualquier coctelera económica en la que fueran introducidos simultáneamente. De
hecho, en opinión de algunos expertos, en la historia económica moderna no se
conoce una situación como la actual que no haya derivado en una recesión
abismal. Y , claro, los manuales de los políticos que sólo saben estar al acecho
y esperar a que caiga la breva, dicen con claridad que si no hay desastre económico del que poder
sacar rédito electoral, hay que generar , crear alguna otra causa para agitar al
personal y disponerse a sembrar el caos político con tal de allanar el camino hacia
el poder. Y en esas estamos.
No hay duda de que en nuestro país todavía hay muchas cosas por mejorar, por
hacer y por cambiar. Es innegable. Pero partiendo de un mínimo de honestidad , debemos valorar también lo que se está haciendo bien. Tres
simples ejemplos: en materia laboral contamos actualmente con la tasa de
desempleo más baja desde el año 2007 y la afiliación más alta de la historia en
la Seguridad Social; en materia energética, nos encontramos con que el precio
medio de la electricidad de los últimos seis meses en el mercado mayorista
español ha sido hasta un 40% más bajo que en Italia o en Francia debido, en
gran medida, a la excepción ibérica que alguien con un carguillo tuvo el
atrevimiento de llamar "timo ibérico" que, por cierto, 15 meses después
los 27 ministros de Energía alcanzaron en diciembre un acuerdo para
establecerlo; en materia económica, y según las últimas proyecciones del Banco
de España el PIB mantendrá su tendencia ascendente mientras que la inflación y
el déficit público seguirán reduciéndose a marchas forzadas si la guerra lo
permite, todo hay que precisarlo; y también medios serios y no cuestionados
como The Economist han situado la evolución
económica de España en 2022 como la cuarta mejor de la OCDE. Algo se habrá
hecho bien en este país.
Todos estos logros , todo este panorama es
lo que ha hecho posible que los
beneficios del empresariado español se
hayan incrementado el año pasado un 7,9% mientras la media de la Zona Euro se
redujeron un 3,1% . Ahora le toca a los salarios de esos trabajadores españoles
que
contribuyeron con su esfuerzo y talento en medio de una pandemia, una guerra y
sus derivadas económicas.
Hay un futuro que construir, pero hay que
ser capaces de diseñarlo con seriedad y honestidad y establecer los pilares de
una sociedad más justa. No es tarea
fácil , sobre todo cuando vemos y tenemos constancia de que los que apuestan
por el “ cuanto peor, mejor” fabricarán el peor escenario posible para salirse
con la suya. Como escribí hace un par de semanas , mostremos empeño en buscar
esas flores en medio de tantas grietas . Es vital.