LA METAFORA DE ANDALUCÍA (26-02-2021)
Teniendo en cuenta que han pasado ya nada menos
que cuarenta años de aquel otro 28F la tentación de explicar , siquiera sea
someramente y a fuer de ser prosaico, las circunstancias que rodearon dicha
efemérides me puede. Por supuesto, sin ánimo de aburrir o ser pesao . Son ustedes demasiado
jóvenes.
Exactamente lo que conmemoramos es el recuerdo de
un referéndum celebrado en Andalucía para conocer la voluntad del pueblo
andaluz respecto de su derecho a la autonomía política y administrativa dentro
del Estado español. La consulta consistía en contestar una pregunta
absolutamente enrevesada en la que no aparecían las dos palabras clave : ni Andalucía
ni Autonomía . Decía así : ¿da usted su acuerdo a la ratificación de la
iniciativa prevista en el art.151 de la Constitución a efectos de su
tramitación por el procedimiento establecido en dicho artículo?
Hace falta mucha
desfachatez para formular una pregunta de esta guisa. ¿ Qué es lo que se pretendía con este
galimatías? Siempre se ha reconocido por todos que el andaluz es un pueblo sabio y con mucha
retranca pero para entender la frasecita había que saber de leyes, de latín y
hasta de malas intenciones. Efectivamente, no había mucho interés por parte de los
gobernantes de los años 80 en que Andalucía accediera a su Autonomía por la vía
del artículo 151 de la Constitución que nos equiparaba en competencias con
otros pueblos del Estado.
Aunque a muchos les parezca mentira debo decir
que si vascos o catalanes hubieran tenido que aprobar su estatuto de
autonomía en el año 79 con las mismas trabas jurídicas, administrativas y
políticas que nosotros, con la misma ley de Referéndums por la que votamos
nosotros el 28 de Febrero, no hubieran alcanzado autonomía. ¿Cuáles fueron dichas trabas,
además de la pregunta misma que ya de por sí buscaba que fracasáramos? . Destaco
algunas . La primera fue que antes que darle voz a la ciudadanía al menos un
75% de los Ayuntamientos andaluces y de sus Diputaciones provinciales tenían
que pedir la Autonomía. Y se superó esa traba.
La segunda fue que por exigencias de la ley de
Referendums los síes tenían que
ganar no por mayoría, sino por goleada;
es decir , los síes tenían que suponer el 51% del censo, no de los votantes
como establece la regla de oro de la democracia . Los censos no se depuraban
como ahora entre otras cosas porque no
existían los ordenadores o estaban en pañales.
Pero más grave aún era la exigencia de que los
sies tenían que ganar en todas las provincias; es decir, no se trataba de un solo referéndum sino de
ocho ,de manera que si en una sola provincia la mitad más uno de las personas
que figuraban en el censo no votaban ese día SI , todas las demás provincias se quedaban sin
Autonomía. Con semejantes trabas era
difícil que triunfara el SI y , de
hecho, no triunfó, porque nos faltaron unos cuantos almerienses. Pero es igual,
tal había sido la desfachatez inicial de los que habían sembrado el camino de
espinas que cometieron una más y fue el dar por bueno el resultado de la
consulta en Almería mediante algún artilugio, eso sí, legal. Sencillamente
estaban abochornados por la respuesta del pueblo andaluz que se suponía que no
tenía ni conciencia ni conocimiento como para actuar como un pueblo unido.
En fin , no les canso más. Dos cosas más : Una es
que, aun reconociendo que en estos cuarenta años hemos asistido en Andalucía a un bello proceso de modernización tan justo
como necesario, la historia en esta tierra no ha terminado. Debemos seguir
empeñados en dejar de ser un tópico, una
geografía oportuna para reunir el chiste y la miseria, el dolor humillado como
tantas veces lo hemos sufrido. Debemos aprender que no hay nada más poético que una buena
infraestructura si sirve para remontar el vuelo.
Y , al mismo tiempo y con la misma convicción,
plantearnos que la rabia es compatible con la ternura . Se puede vivir sin
esperanza y sonreir. Se puede ser pesimista y defender la ingenuidad porque hace falta mucha ingenuidad para
volver a empezar todos los días en un mundo tan adverso. No veo que haya forma
mejor para encarar con dignidad los
tiempos que vivimos.
Y
lo último : deberíamos pelear para que Andalucía no
perdiese su valor de metáfora, que consiste en una idea más humana del tiempo,
en la sencillez y la gracia de su compostura,
en la belleza de la naturaleza creadora
y en el no sentirse esclavos de una vertiginosa mercancía . Una cosa es
vivir la vida, y otra consumirla. El protocolo del disfrute exige lentitud. Sencillamente
porque la belleza, la sensualidad, el
respeto humano y la gracia forman parte de la metáfora de Andalucía.
Enrique
Monterroso Madueño