UNA ESPAÑA
QUE DELIRA ( 12-03-2021)
Me
disponía a enjaretar un articulillo para este viernes sobre los cuidados y la
política cuando surge en el panorama el tema del asalto al poder desde
distintos ángulos del tablero nacional y uno cree que merece un comentario en
línea con mi contumaz forma de ver las
cosas. Obviamente no voy a entrar de
frente en la cuestión de si son galgos o son podencos para no incrementar el
hartazgo de oyentes y lectores. De asalto al poder lo califico de entrada y
ahora , a sacarle punta al lápiz.
Comienzo
diciendo una obviedad y es que las luchas intestinas en la política española y el encono populista están perjudicando
gravemente algo tan serio como el control de la pandemia y la recuperación de
la economía. Si fuéramos objetivos, que no lo somos, a este escenario desencadenado ayer pero que
viene de atrás, no se le podría
denominar político si se tiene un mínimo aprecio por la decencia en política. Todo lo que sale de
las tripas ( y esto huele a eso) lo
único que consiguen es arrastrarnos a todos
a un nivel abyecto, a unos por activa y a todos por pasiva. Ojalá
pudiéramos hablar de una clase política ilustrada, civilizada, justa, útil.
Todo lo contrario, lo que nos
encontramos es la zafiedad autodestructiva de politicastros y voceros
blandiéndose entre sí a garrotazos como en el cuadro de
Goya.
Ya no
defiendo ya en estos trances ni la utopía colectiva ; me conformo con el realismo y el pragmatismo
que son tan de derechas. Al margen , obviamente de principios universales irrenunciables. Qué sencillo y qué potente, qué difícil. Ni a
eso podemos aspirar en esta España que
delira.
Aún así ,el
terremoto del que se habla estos días en España también puede suponer una
oportunidad para clarificar el panorama , distinguir el trigo de la paja y
quitarle el disfraz a algunos. Sí ,
porque en política hay mucha sobreactuación
y mucha irresponsabilidad. Algunos juegan con el pan nuestro de cada día
dánosle hoy. ¿Debemos resignarnos,
atemorizados o indolentes, a que siga siendo así también esta vez, en el
periodo histórico más trascendental que
jamás habremos vivido? ¿Por qué la caquexia del Estado con mayúsculas y sus instituciones, el monto de la
corrupción y el trinque les ha salido tantos años electoralmente gratis a
algunos partidos a los que votamos? Yo les diré algo : porque votamos con las
tripas.
Vale que
el Estado en España históricamente ha tenido bastante de mugre, de incompetente e irracional, mucho de
testosterona y poco de lo otro , bastante de
inmisericordia cínica ante el desamparo de muchos grupos sociales y muy
poca democracia plena, de la de verdad.
Pues qué programa político alternativo tan obvio ¿no? Qué alternativa
tan atractiva tenemos: orden, justicia, eficiencia, racionalidad, equidad,
honestidad, y compasión laica.
Y ya
puestos, ¿ qué pasaría si- alejándonos del egoísmo y del marketing- apoyásemos
a las políticas y a los partidos y organizaciones ciudadanas más serios,
más equitativos, más eficientes, más racionales, más honestos y más
compasivos…? Aunque sus siglas no coincidan con las de las grandes marcas
políticas.
Del encono
no se sale con más encono. De la marrullería no se sale con más
zancadillas. La gobernanza no mejora a
garrotazos. La respuesta no puede surgir del cenagal en el que riñen catetos a
garrotazos . Tiene que surgir de otro paisaje, de otro marco, de otro escenario.
Aquel en el que nos planteemos mejorar la casa común para fraguar mejores
acuerdos: bien preparados, ejecutados y evaluados. Una vivienda bien pensada, más
limpia, decente, ventilada y cableada
para resolver los males que nos asolan. Es transformador y electoralmente
atractivo. No podemos perder más tiempo. Podemos intentarlo unidos y unidas.
Enrique Monterroso
Madueño
Este artículo me parece un poco encriptado.
ResponderEliminarNo entiendo bien lo de encriptado. Me gustaría que me aclararas algo pues ya sabes que tu opinión es para mí valiosa. Saludos
EliminarCreo que está claro que lo que menos preocupa a estos "políticos" somos los demás, los que los hemos puesto ahí, para que nos sirvan, los que les pagamos unos buenos sueldos y sostenemos sus múltiples prerrogativas, que ellos mismos se han arrogado. Hasta que la democracia no cambie la manera de asignar a nuestros administradores, los administrados seguiremos siendo meros observadores de su opípara vida.
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
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EliminarEste artículo me parece un poco encriptado.
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