¿
POR QUIEN DOBLAN LAS CAMPANAS? (8-1-2021)
En la novela “Esto no puede
pasar aquí” el novelista estadounidense Sinclair Lewis exponía
una historia típicamente americana referida a un demagogo que llega a la presidencia de
EEUU ayudado por un mensaje lleno de patriotismo y valores tradicionales para
imponer después un control totalitario similar al de los fascismos europeos.
Era en 1.935. La analogía con lo que
estamos viendo estos días con el asalto al Capitolio es evidente. Se suele
atribuir a este mismo autor una frase que dice que "cuando el fascismo llegue a EEUU lo
hará envuelto en la bandera y llevando una cruz". Exactamente eso es lo que estamos viendo estos
días. Pues bien, llevándole la contraria a Lewis ,Trump ha demostrado a los
norteamericanos y al mundo entero que
eso sí puede pasar allí.
La presidencia de Donald Trump siempre ha estado
ligada a la idea de la violencia y el apoyo a la ultraderecha . En el discurso inaugural
de su toma de posesión, enarboló la idea de 'America First' que había sido el grito de batalla de los reaccionarios para
impedir que Roosevelt declarara la
guerra a la Alemania nazi. Trump siempre ha tenido palabras elogiosas para los
grupos ultraderechistas que le han apoyado. En un debate de la campaña
presidencial, dijo a jóvenes
neofascistas : "Dad un paso atrás y estad preparados". Los iba
a necesitar después de las elecciones como estamos comprobando. El final de su
presidencia ha estado a la altura de su trayectoria en la Casa Blanca.
Las reacciones de condena están siendo inmediatas y
variadas , unas sinceras y otras más o menos hipócritas. Todos muestran su
sorpresa u horror, como si todo fuera una pesadilla imposible de creer. En
parte lo es pues nunca antes había pasado algo parecido, pero no se trata de
una aberración, sino de una continuación del mensaje de violencia e
intolerancia que ha caracterizado la presidencia de Trump. Barak Obama lo ha
sintetizado muy bien : "Nos engañaríamos a nosotros mismos si tratáramos todo esto como una sorpresa".
Efectivamente, de sorpresa, nada. En todo caso tendría
sentido la disquisición de si estamos ante un caso de locura o de fascismo. Y no
sé el porqué de la disyuntiva : pueden ser las dos cosas a la vez. Por supuesto no es creíble en EEUU haya 70
millones de fascistas dispuestos a apoyar a un loco , ni siquiera la
mitad. Tampoco en 1933 todos en Alemania
eran nazis, pero eran los suficientes como para que la cobardía o inhibición
del resto facilitara el ascenso al poder de un loco muy cuerdo.
Aquí en nuestro solar patrio la irrupción violenta del
Capitolio por parte de seguidores del trumpismo
se ha convertido , como era de
esperar , en una nueva arma arrojadiza en la política española. Politicastros y
voceros se han apresurado a comparar el intento de golpe de estado americano con
la manifestación frente al Congreso de los Diputados que tuvo lugar durante la
investidura de Mariano Rajoy en 2016. Los
argumentarios internos que Génova envía a sus cargos públicos reclaman vincular
lo sucedido en EEUU con manifestaciones en España. Forma parte de su estrategia
de desgaste del gobierno. Nada nuevo.
Aquí en España para encontrar cualquier tipo de analogía entre lo sucedido
en Whasington y nuestra historia reciente hay que remontarse al 23 F donde los
fascistas entraron a tiros en el Congreso o al general Pavía que a lomos de su caballo
entró en las Cortes en 1874 terminando con la I República española . En su
histeria política aprovechan cualquier cosa para el garrotazo, como en el
cuadro de Goya. Lo sucedido en Washington es una actuación propia de la extrema
derecha que practica la subversión
cuando la democracia no le es favorable . Extrema derecha o fascismo frente al
que no hay otra vacuna que más ideología
, más racionalidad y más democracia. La democracia se defiende practicándola,
no desertando de ella que es lo que han hecho los norteamericanos estos últimos
años. Y formalmente tiene una regla muy
clara : gobierna quien tiene mayoría y
quien pierde asume como legítimo el resultado electoral, cosa que no hacen en
España politicastros de derechas y voceros y en Estados Unidos los trumpistas.
De
manera que ante este momento ciertamente histórico en el que la democracia
americana está bajo lupa por la insurrección de unos cuantos millones de
patriotas y mucho patriotas , bueno
estaría que los demás nos miráramos a nosotros mismos y respondiéramos a la pregunta
que nos lanzaba Ernest Hemingway en su novela
“¿Por quién doblan las campanas?” a propósito de los horrores que le
provocaba nuestra guerra civil . Doblan
por nosotros mismos, me digo yo.
Enrique
Monterroso Madueño