DE SENECTUTE
Pero ahora debe preocuparnos que el tema
de las pensiones debe concitar una
unidad básica que no tenemos pues se
trata de un tema de Estado que a todos nos va a afectar, ahora o dentro de unos
años. Obviamente ya conocemos bastante bien el paño
y sabemos que quienes ejercen la oposición en España tienen el deber de oponerse a todo porque ese
es su papel y eso es lo que esperan sus huestes. Allá ellos.
Pero mi intención es dedicar unas palabras
al fondo de la cuestión que no es otro
que el solomillo , la dignificación de la vejez, un estado al que aspirar y
disfrutar. Pues bien, con cierto egoísmo recomiendo a
todos que dejen de ver la vejez como una catástrofe, porque no lo es. Todo lo
contrario, el incremento de la longevidad es un triunfo histórico, conseguido
gracias a unas mejores condiciones de vida y a un sistema sanitario público
como el que hay en España. Por tanto debe ser percibida y considerada como un logro del progreso y de la democracia y no como una catástrofe.
Aunque a veces se insista en resaltar de forma negativa determinadas cuestiones relacionadas
con la vejez ( ahora le llaman edadismo pero no nos asustemos, son cosas de los culturetas) como el
impacto en los costes sanitarios y sociales, las situaciones de soledad o el
rechazo a la decrepitud de los cuerpos, hay que reconocer que en las últimas
décadas el proceso de envejecimiento se ha transformado de forma espectacular y
ha contribuido a modificar aspectos esenciales de la vida social. Por
ejemplo , hay en España señoras y señores estupendos a los 70 que tienen una
esperanza de vida larga y fecunda y que pueden aportar mucho a todos nosotros.
Y esto ( la esperanza de vida con una calidad apropiada) debe entrañar no sólo cambios en la definición de qué es una
persona mayor sino, lo que es más
importante, la seria consideración de
una nueva etapa que debería llamarse no tercera edad sino "segunda edad
adulta" caracterizada por su gran vitalidad y elevada participación social
y política, lo que rompe con los estereotipos asociados a la vejez.
Las personas mayores no representamos la supervivencia de un pasado al que aferrarse sino que queremos y podemos
ser sujetos activos en la transformación
de las sociedades. Y como tales , la sociedad , ustedes los “tardojóvenes”, no
pueden identificarnos solamente ni principalmente como personas que se
encuentran en situación de dependencia, sino como sujetos que aspiramos a
crear un nuevo tipo de ciudadanía activa
que influya en las decisiones sociales y
políticas y que cada vez lo haremos más
como fruto de nuestra mayor presencia en número y en protagonismo.
Dicho queda. Disfrutemos pues por unos días de tan grata noticia :habemus
pensiones
P. D. aprovecho para recomendarles el Manifiesto
de las mujeres viejas de Mari Luz Esteban, antropóloga . Una poesía feminista que reivindica
a las mujeres mayores soberanas de sí
mismas, que no responden a los estereotipos de pasividad, sumisión y receptoras de cuidados.
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