CONSERVADORES Y
REACCIONARIOS 24-05-2024
El filósofo Daniel Innerarity ha
escrito recientemente que defender hoy la democracia frente a los avatares asociados
a la llegada a las instituciones de una especie de internacional del odio a
través de partidos de extrema derecha no pasa por intensificar el combate entre la izquierda
y la derecha, sino por acudir en ayuda de la derecha clásica, que no se está
entendiendo correctamente a sí misma.
Decir y razonar que hay que acudir
en ayuda de la derecha clásica para defender la democracia puede escandalizar o
extrañar a muchos pero merece ser pensado. Puede producir salpullidos en la
izquierda o entre quienes se consideran a si mismos como progresistas,
ciertamente. Pero, ¿ por qué llega a esta
aparente contradicción el filósofo
español? Porque el elefante está ahí , en medio de la propia habitación y hay quien no lo ve pero amenaza no
sólo la habitación( entiéndase, la democracia) sino a los que hay dentro que
somos todos y eso requiere de una revisión de ciertos principios e ideas que
hasta ahora eran intocables.
Es cierto que el progreso en la
Historia ha venido siempre de la mano de los progresistas y nunca de los
conservadores; especialmente cuando nos
referimos a los derechos como personas, como trabajadores y en la lucha por
eliminar las desigualdades. Pero , sentados y afianzados dichos principios como
irrebatibles e irrenunciables, no es menos cierto que hoy día ciertos movimientos y situaciones que solemos calificar como progresistas no lo
son del todo. Sirva como ejemplo el concepto de crecimiento vs decrecimiento
que enfrenta posiciones de progreso o de conservación en el planeta de cara a
la supervivencia de la especie humana. Defender a ultranza la conservación de
la naturaleza no solo no es una actitud conservadora sino de auténtico
progreso. O promover la desaceleración del crecimiento puede no ser
reaccionario sino todo lo contrario.
El progreso no es el camino hacia un fin prescrito, sino la apertura hacia lo mejor. La idea de progreso es más bien un espacio de posibilidades de mejora que hay que explorar y conquistar y no tanto un dogma , una fe absoluta en lo que ha dado buenos resultados hasta ahora.
Y si el progreso ya no es lo que era, qué sucede con su opuesto , el
conservadurismo? ¿ es lo mismo ser
conservador que reaccionario? Pues no. Querer conservar algo no es necesariamente reaccionario.
Lo reaccionario tiene que ver con la nostalgia de otros tiempos , con el
negacionismo, con el individualismo o egoísmo de los nuestros primero, con el machismo,
con la asociación entre inmigración y delincuencia etc etc. A los reaccionarios
se les ha parado el reloj y se enfrentan a una sociedad que rechazan de plano. Por eso se
puede discutir con los conservadores acerca de lo que merece o no ser conservado,
pero no es posible negociar con los reaccionarios sobre el alcance de sus
soflamas porque suponen dar pasos atrás, cuando no resucitar a fantasmas
pasados. Y por eso resulta
imprescindible diferenciarse de ellos , no intentar copiarlos , no fundirse con
ellos hasta confundirse y, de paso, confundir al electorado.
En tiempos de zozobra política-y
este lo es - el mejor servicio que se le
puede hacer a la democracia es distinguir entre los conservadores y los
reaccionarios. Esto puede interpretarse como un intento de ayuda al principal
partido de la derecha española pero no lo es; se trata tan sólo de tratar de
evitar que su destino sea el de estar irremediablemente atado a los
reaccionarios de las derechas más extremas, hasta verse sobrepasados por ellas.
Recuerden la terna de la foto de Colón, ya sólo queda uno de ellos. En definitiva, se trata de transmitir la
idea de que aún están a tiempo de seguir aspirando a ser representantes del
liberalismo conservador y ser un partido de Estado en la España de hoy. Mañana
puede ser tarde.
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