EL JARDIN Y LA JUNGLA 8-07-2022
Escribí ya hace algún tiempo una especie de juego de rol en
el que simulaba un escenario inédito en una ciudad de tipo medio como Marbella
por ejemplo. El juego pretendía imaginar a distintas horas del día cómo
funcionaría la ciudad si , de pronto, se esfumaran , desaparecieran por arte de
magia los inmigrantes. No habría fruta o pescado al no funcionar Mercamálaga
que utiliza mano de obra inmigrante, no habría recogida de basura ni limpieza
de calles, no habría construcción cuyos peones de albañil son extranjeros, no
habría servicio doméstico con lo que ello conlleva para los más acomodados, no
funcionarían bien los restaurantes que cada día utilizan más a personal
inmigrantes, no habría quien les cambiara el pañal a los ancianos dependientes
etc etc etc.
Afortunadamente el juego -la pesadilla- terminaba desvelando lo que era un simple
divertimento : nada eso era cierto. La fruta y verdura llegaba, la basura se
recogía puntualmente, las calles estaban más o menos limpias, los niños en sus
coles, las criadas en sus tareas, la construcción marchando, restaurantes y
bares repletos, los abuelitos limpitos etc etc.etc
Fíjense
que en esta simulación no hay ningún
planteamiento de moralidad, ni de solidaridad, ni de justicia , ni de
tolerancia, ni de diálogo, ni de zarandajas: tan sólo egoísmo puro y duro. No
hay lugar para los sentimientos, ni para las ideologías; hablo tan sólo de
intereses, de chantajes y conveniencias.
Por eso no oímos a casi ningún
empresario que se precie cuestionar la necesidad de esta mano de obra barata;
son muy pocos quienes desearían que quienes cuidan el jardín de nuestra
comodidad, de nuestra estabilidad en la prosperidad fueran invisibles, trabajando y sin cotizar, que
vengan cuando haga falta y se vayan después,
de usar y tirar en una palabra.
Josep Borrell ofrecía en
una entrevista este mismo año a un periódico nacional a raíz de uno de tantos y
tantos asaltos a las vallas de Melilla una versión refinada del problema de la
inmigración a escala europea con Africa entera a nuestro sur llamando a las
puertas comparando a Europa con “un jardín a la
francesa” cercado por la jungla, afirmando que “ si no queremos que la jungla
se coma nuestro jardín tenemos que espabilar”.
Preguntémosnos por qué el jardín es jardín y la jungla,
jungla. ¿De dónde vienen las herramientas, los materiales, el tiempo libre, el
dinero, que nos han permitido cuidar cómodamente del jardín. ¿A qué, a quiénes,
debemos nuestro bienestar? El chovinismo europeo que Borrell encarna bien es la
versión geopolítica de la desfachatez de los acomodados, que creen que tienen derecho a
todo por la gracia de Dios y porque lo han ganado con el sudor de su frente sin
que nadie les regale nada.
La miseria que empuja a millones de seres humanos contra las
altas vallas que rodean nuestro jardín tiene una complejísima ensalada de
causas. En cuanto a las soluciones, también complejas , exigen todo menos
simplezas como las escuchadas hace unos días en boca de nuestro presidente del
Gobierno. Pero admitamos al menos que es una verdad de Perogrullo y es que existe
una relación directa, elemental, entre ese bienestar que nos preocupamos de
proteger y el malestar desesperado de quienes se consumen en los océanos y
muros con concertinas tratando de escapar de la miseria y la persecución de sus
lugares de origen . Y ninguna inmoralidad , sentido de culpa, solidaridad,
empatía etc etc por nuestra parte, los moradores del jardín francés del que
hablaba Borrell.
“Hay que ser contundentes contra la inmigración, detrás hay
mafias”, proclama la ministra de Defensa. Es un espíritu loable y necesario,
este de emplear contundencia hacia todo aquello tras lo cual haya mafias. Nada
de mafias: que caigan todas. Por favor , escuchemos atentamente a Villarejo que
las va desgranando una a una en un rosario interminable, hasta la FIFA, la banca y las eléctricas, los
grandes medios, y por supuesto las mafias del negocio de la migración . Lidere la ministra Robles esta insurrección tan
grandiosa como necesaria. Y déjense de palabras tan bonitas como hueras.
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