CUATRO
VIRUS PELIGROSOS Enrique
Monterroso 22-04-2022
Dicen que
se va la pandemia sanitaria pero ,en
realidad, no se va . De la pandemia
sanitaria cada vez se habla menos porque el tema se hace cansino, tedioso y
optamos por desconectar mientras el goteo de fallecidos no cesa, 455 esta
semana. Y hete aquí que , coleando por tiempo indefinido la pandemia
sanitaria , nos encontramos de lleno ante otra pandemia, esta belicista. Barrunto
que la guerra que se libra en Ucrania puede
resultar en pandémica, , es decir en guerra universal y puede pasar lo mismo, que nos acostumbremos a
las imágenes de destrucción mientras el goteo de muertos ajenos continua sin
que se nos ondule ni un pelo la “permanén”.
Sólo desde
un
cómodo despacho de los dirigentes más poderosos del mundo y de las empresas que
más se lucran con las guerras puede no percibirse cuánto
puede dañar la prolongación de esta guerra sobre todo a los más desfavorecidos
como siempre. Los muertos serán ajenos pero los daños colaterales de esta
guerra en forma de pobreza creciente y de amenazas a la democracia sí que los
vamos a sentir en nuestras propias carnes. De hecho, la pobreza en si misma ya
es una guerra encubierta.
Acaba de hacerse público un informe sobre la situación alimentaria en
los hogares españoles impulsado por la Universidad de Barcelona que se ha
presentado este martes en Madrid. Según este estudio casi 7
millones de personas sufren de escasez y
pobreza alimentaria en nuestro país. Sólo la alimentación es causa en España
de más de 90.000 muertes al año. Estos datos recogen la situación generada
por la pandemia sanitaria y sus secuelas pero no recoge el empobrecimiento
generado a raíz de la guerra de Ucrania y lo que lleva consigo de
encarecimiento de la energía que nada más empezar ya ha establecido por decreto
que somos un 10% más pobres, que no otra cosa quiere decir el IPC del país.
Esto como dato estadístico que , como sabemos, es falso . Ya saben aquello de
que si yo me como un plátano y usted se come 0 plátanos las estadísticas
confirmarán que los dos nos hemos comido medio plátano.
Y al tiempo que crece la pobreza como consecuencia de
la guerra y como consecuencia de la pandemia y como consecuencia de la anterior
crisis y como consecuencia de haber nacido ya pobres pues crece el malestar y
la sensación de que es el “porco governo” el responsable de todo. Y la gente (
no toda la gente, claro, pero sí un creciente número) se refugia en la radicalidad y el exabrupto ,
se desentiende de análisis y de principios y abraza eslóganes y conjuros simplistas
alejados de la sensatez y acercándose peligrosamente al abismo de la sinrazón
como solución para sus males. Me decía un vecino del pueblo este pasado fin de
semana de penitencia que él no había conocido otra cosa en su vida que las
crisis, que toda su vida había sido un superviviente y que no confiaba en nadie
ni en nada. Así se fabrica un peligroso marginal.
Nos asomamos a la ventana electoral de Francia este próximo domingo y es como para contener
la respiración y suspirar el “virgencita, virgencita”. Perdidas las referencias
ideológicas imprescindibles que nos ayudan a saber elegir , olvidados de la
funesta manía de pensar que es aburrida, imbuidos de una amnesia que nos hace
perder la memoria de lo que un día fuimos , abandonados a la suerte del mercado
del gas y del petróleo, luchando por sobrevivir cada mañana todo se juega a la
baza de un conteo aritmético sobrecogedor.
Y al igual que pasa con las defensas del
organismo que ,cuando están bajas, los virus
entran en nuestro organismo “como pedro por su casa” , con los virus
ideológicos pasa lo mismo. Algunos, demasiados ya, han sido contagiados aquí y
en París por cuatro virus peligrosos :
el virus que ve en un inmigrante una
persona maleducada que amenaza con quitarnos el trabajo; el virus del feminismo que amenaza con
quitarnos de un plumazo el poder a los hombres; el virus del “socialismo free” (marca Ayuso) que considera que la libertad es tomarse unas
cañas con colegas ; y cuarto, el virus del populismo que nos enfunda en una
bandera y lo justifica todo, incluso espiar en nombre del Estado a 60
políticos catalanes por ser independentistas.
Si alguien se contagia de esos virus, sepa que no hay vacuna posible y tendrá
que asumir que forma parte de un
movimiento ideológico reaccionario incompatible con la democracia .
Y los no contagiados deberemos
saber asimismo que no hay cordón
sanitario que valga y que pedirles por favor que no sean ultras no va a
resultar eficaz. Ni siquiera serán
eficaces las políticas sociales . Lo único eficaz será la ideología , la
pedagogía y la educación como herramientas de reconversión.
¡Que Dios reparta suerte, que la
vamos a necesitar!
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