jueves, 30 de mayo de 2024

 

DOS POR UNO                   31-05-2024

Se acaban las palabras para describir el horror de Gaza y los gazatíes: crímenes de guerra, crímenes contra la humanidad, genocidio, matanza, masacre… Todos se quedan cortos. Para mí, faltan dos: exterminio y holocausto. Las dos palabras con sus correspondientes conceptos remiten a la similitud entre lo sufrido por los judíos durante la 2ª Guerra Mundial a cargo del nazismo y lo que está sucediendo en Palestina hoy. La paradoja está servida: en 2024, 80 años después del holocausto judío, el gobierno de Israel- apoyado por sus ciudadanos, su Ejército y sus Instituciones- está haciendo con los palestinos lo mismo que les hicieron a ellos los nazis y con el mismo objetivo: erradicarlos de su territorio y exterminarlos.

Las lamentaciones ante este drama humano no son suficientes. Hay que mirar hacia delante y dar pasos concretos. Es la mejor manera de estar con los palestinos. Y un paso muy concreto y muy valioso es el dado este martes pasado 28 de mayo por el Gobierno español de reconocimiento formal del Estado de Palestina. Una decisión valiente y coherente.

No solo es absolutamente falso, sino que es gravemente ofensivo que se diga que reconocer al Estado palestino es apoyar el terrorismo de Hamás. Es repugnante y criminal tratar de confundir a un movimiento terrorista, cuyos miembros no alcanzan al 1% de la población de Gaza, con el conjunto del pueblo palestino, como ha hecho Israel al desatar contra él su venganza causando muerte y destrucción. ¿Es esto una obra de seres humanos o de monstruos?

Será complicado lo de los dos Estados volviendo a las fronteras de 1967, no sólo por la separación de sus dos territorios, Cisjordania y Gaza, sino sobre todo por la colonización que ya han hecho los israelitas  de Cisjordania y Jerusalén. La pregunta clave es:¿Qué piensa hacer exactamente el Gobierno israelí con los más de cinco millones de palestinos que todavía resisten en los territorios donde sus antepasados han vivido desde hace 1.300 años?. ¿Qué solución propone para ellos?. Algunos miembros del Gobierno israelí –de extrema derecha– ya han dicho  que la solución es expulsarlos a todos y hacerse definitivamente con todo el territorio de la antigua Palestina. Como se hizo en 1948 pero ahora con una limpieza étnica, en este caso definitiva. Pero la comunidad internacional no lo va a permitir.

La otra opción (reconocer al Estado palestino) es, en realidad hacerle un favor a Israel. Porque es sin duda la solución  menos mala para la población judía. Aumentar la presión para ver si los palestinos se debilitan lo suficiente como para aniquilarlos

 sin oposición es un camino imposible, además de genocidio que los equiparará a los nazis. Pueden arrasar Gaza, gracias al apoyo de sus ideológicamente iguales, pueden diezmar a la población, tal vez consigan desarticular a Hamás. Pero nacerán nuevos palestinos y heredarán de sus padres el odio a quienes los mataron. Habrá nuevos terroristas y más violencia y más muerte, y de nuevo más odio. Hasta que los judíos asuman que no están solos en el territorio palestino y que tienen que compartirlo con los árabes con los mismos derechos.

Antes o después, Israel tendrá que elegir entre aceptar un Estado palestino independiente y libre, lo que comportaría el abandono de los asentamientos judíos de Cisjordania y la retirada de Jerusalén este  o integrar a los palestinos como ciudadanos de pleno derecho en el Estado en el que en la práctica residen pasando a ser un Estado multiétnico, donde algún día la mayoría de la población puede que no sea judía pero obligado a convivir y respetarse.

Israel tiene que decidir. Si no quieren dos estados, tendrán uno solo pero puede que no sea precisamente judío. La Historia lo dirá.

 

jueves, 23 de mayo de 2024

 

CONSERVADORES Y REACCIONARIOS    24-05-2024

El filósofo Daniel Innerarity ha escrito recientemente que defender hoy la democracia frente a los avatares asociados a la llegada a las instituciones de una especie de internacional del odio a través de partidos de extrema derecha no pasa  por intensificar el combate entre la izquierda y la derecha, sino por acudir en ayuda de la derecha clásica, que no se está entendiendo correctamente a sí misma.

Decir y razonar que hay que acudir en ayuda de la derecha clásica para defender la democracia puede escandalizar o extrañar a muchos pero merece ser pensado. Puede producir salpullidos en la izquierda o entre quienes se consideran a si mismos como progresistas, ciertamente. Pero,  ¿ por qué llega a esta aparente contradicción  el filósofo español? Porque el elefante está ahí , en medio de la propia habitación y hay quien no lo ve pero amenaza no sólo la habitación( entiéndase, la democracia) sino a los que hay dentro que somos todos y eso requiere de una revisión de ciertos principios e ideas que hasta ahora eran intocables.  

Es cierto que el progreso en la Historia ha venido siempre de la mano de los progresistas y nunca de los conservadores;  especialmente cuando nos referimos a los derechos como personas, como trabajadores y en la lucha por eliminar las desigualdades. Pero , sentados y afianzados dichos principios como irrebatibles e irrenunciables, no es menos cierto que  hoy día ciertos movimientos y situaciones  que solemos calificar como progresistas no lo son del todo. Sirva como ejemplo el concepto de crecimiento vs decrecimiento que enfrenta posiciones de progreso o de conservación en el planeta de cara a la supervivencia de la especie humana. Defender a ultranza la conservación de la naturaleza no solo no es una actitud conservadora sino de auténtico progreso. O promover la desaceleración del crecimiento  puede no ser  reaccionario sino todo lo contrario.

El progreso no es el camino hacia un fin prescrito, sino la apertura hacia lo mejor.  La idea de progreso es más bien un  espacio de posibilidades de mejora que hay que explorar y conquistar y no tanto un dogma , una fe absoluta  en lo que ha dado buenos resultados hasta ahora. 

Y si el progreso ya no es lo que era, qué sucede con su opuesto , el conservadurismo?  ¿ es lo mismo ser conservador que reaccionario? Pues no.  Querer conservar algo no es necesariamente reaccionario. Lo reaccionario tiene que ver con la nostalgia de otros tiempos , con el negacionismo, con el individualismo o egoísmo de los nuestros primero, con el machismo, con la asociación entre inmigración y delincuencia etc etc. A los reaccionarios se les ha parado el reloj y se enfrentan a una  sociedad que rechazan de plano. Por eso se puede discutir con los conservadores acerca de lo que merece o no ser conservado, pero no es posible negociar con los reaccionarios sobre el alcance de sus soflamas porque suponen dar pasos atrás, cuando no resucitar a fantasmas pasados. Y  por eso resulta imprescindible diferenciarse de ellos , no intentar copiarlos , no fundirse con ellos hasta confundirse y, de paso,  confundir al electorado.

En tiempos de zozobra política-y este lo es -  el mejor servicio que se le puede hacer a la democracia es distinguir entre los conservadores y los reaccionarios. Esto puede interpretarse como un intento de ayuda al principal partido de la derecha española pero no lo es; se trata tan sólo de tratar de evitar que su destino sea el de estar irremediablemente atado a los reaccionarios de las derechas más extremas, hasta verse sobrepasados por ellas. Recuerden la terna de la foto de Colón, ya sólo queda uno de ellos.  En definitiva, se trata de transmitir la idea  de que aún están a tiempo  de seguir aspirando a ser representantes del liberalismo conservador y ser un partido de Estado en la España de hoy. Mañana puede ser tarde.


 

 

 

 

 

                                   

 

jueves, 16 de mayo de 2024

 

CABALLO GANADOR                 17-05-2024

Sin lugar a dudas el filósofo Salvador Illa es una figura relevante. Subrayo lo de filósofo porque para mí tal condición es más que  la de político, incluso aunque su nuevo traje sea el de President de la Generalitat. Hay que reconocer que, de cuando en cuando, en medio del lodazal, se cuelan otras actitudes, otros estilos y este es el caso de Salvador Illa.

Y aunque , ciertamente, sus habilidades dialécticas me parecen más bien escasas, su figura global sí lo hace destacable a base de parecer plano, bonachón y moderado. El tremendismo imperante en España convierte en políticos bien valorados a los que se muestran suavones y   templados.  Este filósofo Illa parece un tipo serio, cortés y dialogante, cualidades que no estábamos acostumbrados a escuchar acerca de un político. Podían añadirse más elogios, pero este artículo no pretende ser un panegírico. Baste decir que  su disposición permanente al diálogo han marcado un tono institucional con escasos parangones en la actual clase política española. Porque no olvidemos que en democracia el fondo también está en las formas .

Su partido lo mandó a Cataluña no tanto porque fuera catalán sino  porque sabía que podía resultar un caballo ganador en el hipódromo electoral catalán  para competir con garañones y potrancas con adn  y apostando por la transversalidad y el buenismo de un discretísimo jinete para   demostrar que se puede derrotar al populismo que excluye y etiqueta. En efecto,”les altres catalans”,como nos llamaban en los 70 a quienes desde toda España habíamos emigrado allí, han ganado esta vez la carrera y eso descoloca tela.

Digamos que el efecto Illa interesa a su partido en particular, pero el estilo Illa nos conviene a todos. Su tono moderado y la disposición a escuchar es una clave de bóveda para la construcción del inmediato futuro que se va a dilucidar en Cataluña en los tiempos presentes pero también en España.   Tengo la impresión de que , si la aritmética le ayuda, Salvador Illa está llamado a  ejercer un papel preponderante en el devenir de Cataluña y , por ende, de España y , en esa medida, la operación Illa  puede ser considerada como  una cuestión de Estado.

 

Su talante , moderación y capacidad de diálogo es fundamental para intentar resolver “ la cuestión catalana”,  si no en una legislatura, en varias.  De alguna forma el futuro inmediato de Cataluña probablemente  sea  también el de España. Cataluña es España y España es Cataluña. No renunciemos pues  a ninguna parte de esa ecuación. Cataluña representa, hoy por hoy,  nada menos que el 20% del PIB español y de nuestras exportaciones, amén de valores de todo tipo que no renunciamos a compartir.    

 

Cataluña y el resto de España   necesitan  establecer un diálogo distorsionado hasta ensordecer por el griterío fundamentalista de uno y otro lado.  Se trata de una cuestión biunívoca , no basta la actitud de una sola de las partes. Ambas partes  necesitan  de la pedagogía y del sentido de la Historia para superar el actual status de bloqueo político que tiene  dos ejes : los independentistas no tienen un héroe de la retirada, alguien que repliegue las filas…Y  el españolismo, el constitucionalismo,  no tiene el héroe de la reconciliación, alguien que esté dispuesto a sentarse y tratar de entenderlos y no zaherirlos tras su derrota. Ni unos ni otros lo tienen . Mantener una determinada concepción de la Historia, del derecho a la identidad de los pueblos, del concepto de  patria y cosas de esas así en mayúsculas, son las realmente importantes y precisan de verdaderos líderes de Estado, no veletas sin rumbo.

Ciertamente no será fácil pero para el objetivo de  generar esperanza basta con que sea posible. Escribió Fernando Pessoa  que “el valor de las cosas no está en el tiempo que duran sino en la intensidad con que acontecen. Por eso existen momentos inequívocos, cosas inexplicables y personas incomparables”.

A lo peor exagero pero para mí este es uno de esos  momentos pessoa.

 

 

 

 

viernes, 10 de mayo de 2024

 

LA PESTE                   10-05-2024

Quo usque tándem abutere patienta nostra? (¿Hasta cuándo abusarás de nuestra paciencia?). Esta es la famosa pregunta que el senador romano Marco Tulio Cicerón formulaba al traidor Catilina ante el Senado para denunciar su traición a Roma, un día de noviembre del año 63 a. C. Dos milenios y pico después, hoy resulta más que oportuna la pregunta que, legítimamente, puede formular la ciudadanía española a su clase política  tras comprobar día sí y otro también la  degradación progresiva del debate público en estos tiempos , degradación  acelerada por efecto de una perversa desinformación, un fenómeno fabricado, construido   a base de falsedades, maledicencia y populismo, y que es una mezcla letal para las democracias.

Es la peste del siglo XXI, que amenaza al mundo occidental y ha  infectado por supuesto también a España.Las mentiras descaradas en el discurso político no tienen ningún   reproche social;  el insulto es moneda corriente ;las injurias son pura grosería y vulgaridad despreciables, incluso en sede parlamentaria con Madrid como territorio de avanzadilla pero sin descartar la contaminación inminente a los demás.  

Y aunque desde el periodismo veraz que queda ,  desde el mundo de la cultura y la universidad hace tiempo que se viene dando  la voz de alarma sobre los efectos envilecedores y perversos de la desinformación lo hacen siempre por detrás y a remolque de  las grandes plataformas como las empresas tecnológicas y los recursos de la industria de la desinformación, que han adquirido ya una envergadura imponente al servicio de quien las paga ,sus amos.  

Pero , cuidado, no es sólo cuestión de tecnología. Es la sociedad misma la que ha cambiado y también sus valores, contagiada por esta peste que afecta a  adolescentes y adultos, acosa y violenta a las mujeres, abandona y humilla a los más vulnerables y lo pervierte todo. Como consecuencia de ello, aumentan los comportamientos antisociales, comportamientos racistas, y emergen las  manadas de diversas edades y territorios.

La peste está aquí. Ya ha llegado. Tenemos el resultado indeseado de este desarme ético que se evidencia por parte de las sociedades democráticas ante los cambios vertiginosos del mundo digital. Le llamamos “trumpismo” en la política y tenemos múltiples ejemplos, incluida la propia sociedad norteamericana que corre el riesgo de repetir el esperpento. Sí, estamos locos.

Es a nuestra salud mental a la que ataca directamente esta peste del siglo XXI, la desinformación que viene preñada de  maledicencias y violencias. “La mentira os hará libres”, ironizó Fernando Vallespín en un libro  de mirada temprana para referirse a una forma de hacer política  sin el menor respeto a la verdad. Son tantos y tan sofisticados los  mecanismos para hacer una mentira creíble que lo de menos es su verosimilitud. Es evidente que, con la radicalización política propia de los nuevos tiempos y una dialéctica grosera y violenta entre quienes nos representan, los valores democráticos que en España costaron sangre pueden verse seriamente devaluados

Aún así sigue habiendo una mayoría escasilla que quiere defender el respeto mutuo en las relaciones entre diferentes; valores imprescindibles que preceden al acuerdo como base de toda convivencia. Dice el psiquiatra Enrique Rojas que para ser feliz hay que tener buena salud y mala memoria. Y aunque la frasecita bien merece otro picotazo soy de la generación que escuchó a sus mayores decir que bajo los adoquines estaba la playa y que hay que soñar con la utopía para ser realista. Seamos , pues , realistas. Pidamos lo imposible.

Por ahora. Buenas tardes

Enrique Monterroso Madueño

jueves, 2 de mayo de 2024

 

EL GARROTAZO          3-05-2024

Comienzo este picotazo de hoy 3 de Mayo, día memorable en nuestra Historia de España a quien Goya dedicó su famoso cuadro Duelo  a Garrotazos. La interpretación tradicional de dicho cuadro ha sido la de dos villanos en Madrid luchando a garrotazos en un paraje desolado enterrados en fango hasta las rodillas. Yo lo traigo a colación hoy para contextualizar los garrotazos dialécticos y morales que emplean hoy día algunos políticos españoles exacerbados y medios de incomunicación vendidos a la causa de tumbar a gobiernos democráticos a base de desinformación y tendenciosidad hasta generar lucha fratricida entre españoles tal como Goya quiso reflejar en su pintura.

Es cierto que la política, en el mundo real, trata de cómo acceder al poder y mantenerlo, pero algunos seguimos creyendo que todo ello debe tener un fin moral, la búsqueda del bien común, la construcción de un interés general que nunca está predefinido, sino que es fruto de la interacción, de la escucha mutua y la deliberación de todas las personas e intereses afectados. Por otro lado, la política no puede basarse en la ciega adhesión a unos valores sacrosantos ni es patrimonio moral de nadie. Hay pocos valores sacrosantos y me atrevo a decir que quien pretenda apoyarse solo en ellos para desde ellos intentar una mejora de la sociedad utilizando la política, puede que no tenga éxito por falta de apoyo suficiente entre la ciudadanía que, muy desgraciadamente, se mueve a golpe de eslóganes publicitarios , la mayor parte envenenados.  La ética de la política exige responsabilidad; y esta responsabilidad demanda equilibrio, prudencia y conciliación de intereses divergentes defendidos con honestidad y racionalidad.

Escribo estas palabras y yo mismo puedo calificarlas como de política ficción en España, dado el deleznable espectáculo que los más ultras vienen haciendo. Está claro que es el garrotazo el que dirime las diferencias hoy en España , diferencias  no ya ideológicas sino políticas en el sentido más abyecto que es el de su utilización para fines personales o, como mucho, para los afines. No es la ideología por la que algunos agreden a garrotazos, es por el poder entendido como propiedad privada. No es el conservadurismo o la progresía , que todos somos a ratos un tanto conservadores( según para qué cosas) y a ratos un tanto progres. No es por amor a la Patria por los que algunos ofenden y calumnian, es la cerrazón para aceptar la legitimidad salida de las urnas que pasa a ser un enemigo irreconciliable. La esencia de la política no debiera estar en la distinción entre amigo y enemigo sino en adversarios que debaten sobre cómo mejorar la sociedad a la que representan respetando siempre las instituciones.  

Y en esa tesitura estamos. La política se ve como el ámbito de la lucha por el poder que no se tiene que someter a moral alguna. Poco a poco nuestro país ha entrado en esa teatralización de la bronca que elimina toda posibilidad de cooperación en las soluciones, dando la imagen de que la política es la esfera de lo sucio, de la mentira y de la manipulación permanente. No es justo, porque no todos y todas ellas son así.  

Llevamos demasiado tiempo enfangados sin superar el abismo entre esas dos Españas que citaba nuestro Antonio Machado : “ Españolito que vienes al mundo, te libre Dios; una de las dos Españas ha de helarte el corazón”. Hay una industria del fango, una maquinaria del odio, una producción de mentiras que hay que vender  y una publicidad manipuladora para llenar esas cabecitas de los españoles de que habla Machado, convencidos todos ellos de que el poder político depende del poder simbólico.

Nos libre Dios.

Enrique Monterroso

 

 

  UN   MONSTRUO VIENE A VERNOS   30-5-2025 Vuelvo sobre Gaza , tema demasiado   fuerte como para pasar de largo y no sacarle punta a la co...