LA TOALLA 27-06-2025
El crecimiento económico de España
del 2,6 para este año 2025 ( cuatro veces más que la media de la UE) ; el
descenso de la tasa de paro y una inflación del 2% ; el incremento de las
exportaciones españolas; el despegue de la bolsa de valores con una situación
que no se conocía desde 2008; el incremento
de la productividad así como la calificación positiva de las agencias
internacionales para la deuda soberna de España, todo, todo ello junto refleja la confianza en la
evolución económica de este país llamado España. Esto es fundamental pues así
es como nos ven los de fuera , el capital y sus grandes inversores que no ven
en España lobos, peligros ni riesgos. Pero
algunos de dentro, no lo ven o no lo quieren ver y se empeñan en
etiquetarnos como un país en estado casi
terminal.
Claro, la moneda tiene otra cara,
ciertamente. También tenemos enormes dificultades en el acceso a la vivienda,
desigualdad y hasta pobreza , con énfasis en la población infantil. También tenemos un contexto en el que nos
movemos desolador. Tenemos al guerrero naranja y su colega israelí junto a los
ayatolás que no son tampoco angelitos pegando tiros, jugando a la guerra,
empeñados en destruir el futuro , destrucción que comenzará brevemente con la
economía que causa más muertos que las bombas.
Estamos, pues, ante un extraño caos
aquí en nuestro país. Porque sin esconder los problemas que existen, muchos
indicadores delatan una situación económico-social totalmente alejada del
precipicio, alejada del estado catastrófico que se pregona, por la clase
política , mediática y empresarial reaccionaria que se aferra en la tergiversación, en la mentira y en aprovechar
los regalos que le ofrecen los aconteceres de la falta de ética de personajes emboscados cerca del poder. Alimentar
el caos en definitiva.
Es evidente que hay en estos
momentos una estrategia inflamatoria sobre cualquier acontecimiento con el
objetivo claro de sacar tajada. Las descalificaciones personales, los insultos,
las manipulaciones y la deshumanización de individuos concretos siempre se han
producido en este país pero ahora, además, con la inestimable ayuda de las
redes y – por si faltaba alguien, parió abuela- de la Inteligencia Artificial.
Mucho de lo que estamos viendo hoy
en día aquí coincide con lo que sabemos de la historia contemporánea de España trufada
por la intransigencia, la incultura, la
violencia y la pretensión inconfesada de mantener el estado de postración,
miseria y analfabetismo al conjunto de la población que es los que interesa a
algunos y que , en buena medida , hemos dejado para siempre atrás.
Pero también la Historia nos enseña
que la desunión perjudica al progreso, afianza el paso de los reaccionarios,
lamina nuevas posibilidades de cambio, de transformación. El gran historiador
Eric Hobsbawm decía que “las fuerzas progresistas tienen el hábito de pelear
más consigo mismas que contra el enemigo”. El progreso no puede dividirse de
forma irremediable por ideas. Tener la razón antes que tener el poder es una
vía que puede proporcionar una falsa e infantil tranquilidad de conciencia.
Cambiar las cosas no es echar un huevo a freir: requiere tiempo, esfuerzo,
resolución de discrepancias, de enfados, de distanciamientos incluso. Se debe
tener claro cuál es la alternativa, tener claro lo que se tiene y que puede perderse o no conseguirse si diferencias
internas menores adquieren categoría mayor en la búsqueda del poder, si cada
uno pretende tener toda la razón.
Por eso , en mi opinión lo importante
es resaltar que lo urgente no mate lo importante; que los árboles no impidan
ver el bosque; que hay que pasar de los tanques y las palabras flamígeras y
falsas a la razón , a la sensatez y a querernos un poco más. Para eso es
imprescindible creer en algo, confiar y no tirar la toalla.
Me despido de ustedes. No sé cuánto, el tiempo lo
dirá.
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