EL
MALISMO TRIUNFA 11-04-2025
Mucho
se ha escrito sobre la banalidad del mal y sobre cómo esta ola reaccionaria que
suponen las derechas extremas se ha
hecho fuerte gracias, principalmente, a que durante décadas hemos ido
repitiendo de manera machacona el mantra de que si queremos prosperar y ser
algo en la vida -sea esto lo que sea- los buenos sentimientos son una
debilidad. Para ser un ganador hay que ser mala gente, hay que competir con
todo el mundo hasta anularlos porque no hay compañeros, hay competidores.
Una
parte de la sociedad se ha creído toda esta propaganda malista hasta el punto
de alardear públicamente de ser mala gente. Lejos quedan ya los tiempos en los que
hacer un guiño al racismo, alegrarse del mal ajeno o esparcir odio contra otras
personas en público estaba mal visto. Pero estamos en otra época, una vez
perdido este pudor ético ya solo queda poner la alfombra roja para que se pasee
por ella la podredumbre disfrazada de coartada política para más inri.
Miremos
por favor la absoluta y desvergonzada exhibición que están haciendo las élites
políticas y económicas que gobiernan los
EEUU, el llamado país más poderoso de La Tierra que están demostrando ser unos auténticos patanes. La estupidez se ha adueñado de la esfera pública. La
escenificación circense y las amenazas, el despliegue de mala educación, el
racismo, la palabrería y la ignorancia
ya no pasan factura a estos personajes metidos a políticos sin escrúpulos ,al
contrario, se han convertido en su principal baza electoral, en el fundamento
de su éxito.
Si
alguna lección pudimos extraer provechosamente de la Historia reciente es que la
ignorancia o el desprecio por la inteligencia ha sido, es uno de los alimentos
favoritos del fascismo. Esta banalidad y jactancia de la estupidez es la que
encarnan a la perfección el guerrero naranja y la claca que lo sostiene, vitorea y le besan
el lugar donde la espalda pierde su nombre.
Tienen
un discurso que es una mezcla de naderías, de anticiencia, de racismo y
teología neoliberal que ni siquiera es de cosecha propia. En tres meses, desde
enero aquí han conseguido con cierta facilidad llevarnos a todos al borde del abismo, su país incluido. Otra recesión económica asoma la patita con
la guerra de los aranceles que mucha gente no sabe que es una guerra de verdad,
con sus muertos y todo ; una guerra travestida
de épica nacionalista y de fascismo.
Al
mismo tiempo que esto sucede hay que seguir mostrando la cara B del proyecto
que es cargarse todo lo que suene a derechos y libertades; se están cargando la libertad de expresión
para acallar las escasas voces críticas; se atreven con deportaciones masivas que violan mandatos judiciales; están convirtiendo
en un infierno la vida de las personas trans; están desmantelando lo poco que
tenían de administración pública; se están burlando de los efectos de cambio
climático…. Y todo esto lo están
haciendo a las claras, a la vista del mundo entero y con alardes públicos y exhibiciones de mal
gusto.
La
Biblia habla de que llegará el día en
que despertemos y nos demos cuenta de que hemos caído bajo el embrujo de una
panda de resentidos y mediocres sin una sola idea original en sus cabezas de
chorlito. Solo cabe esperar que tras su paso no lo hayan arrasado todo o
quemado todos los puentes y podamos resurgir de los escombros de lo que una vez
fueron las democracias liberales que tanto les molestan. Porque si bien es
verdad que nunca deberíamos menospreciar el poder de destrucción que tiene esta
mezcla explosiva , tampoco debemos ignorar nuestra capacidad de volver a
ponernos en pie y empezar de nuevo.
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