ELECCIONES : UNO SE PREGUNTA 15-06-2022
Hay una política seria y otra de opereta
con sus escenificaciones y alharacas. Entre la ciudadanía los hay que
dicen que la política de verdad es lo que sale en el BOE o en el BOJA y que el
resto es filfa, relato lo llaman ahora. Que son las leyes las que cambian de
verdad la vida de la gente y que las palabras, al fin y al cabo, se las lleva
el viento. Suena razonable pero, en realidad, es una noción de la política
enormemente ingenua . Si fuera así se valoraría que este Gobierno ha logrado
aprobar nada menos que 140 leyes en estos tres años , con fórceps, sí pero ahí
están para la historia del reformismo en el país , algo sin parangón en nuestra
historia; la última de anteayer , hacer que el derecho a la sanidad pública sea
universal , casi nada. Otra cosa es que la gente lo sepa, que el propio gobierno lo sepa comunicar
adecuadamente o que le dejen hacerlo.
Por el contrario , la política en estos
tiempos es ante todo política electoral y eso significa el hábil manejo de tres
asuntos : el de la comunicación o el
relato que hay que maquillar hasta hacerlo digestible; el del marketing fruto de la inversión que se
ponga sobre la mesa para conseguir el poder y el de la demagogia que se emplee
partiendo de que la mayoría social se lo traga todo. ¿ Dónde queda aquello de
Julio Anguita de programa, programa programa? Han sido sustituidos por los tres
factores citados de relato aunque sea manipulador , de marketing es decir,
propaganda y manejo de los medios, y de mucha demagogia partiendo del concepto
de que la gente es boba. Y tengo una encuesta particular que me dice que más de
la mitad no lo son. Reconozcamos- eso sí-
que hace tiempo que la política
no está en manos de la gente más virtuosa de cada lugar y eso se nota; que a la
política debieran dedicarse los más capacitados y más racionales que saben
interpretar los momentos y hacer de cada decisión una cuestión de
responsabilidad, se esté en el gobierno o en la oposición. Y eso se
padece.
Es evidente que si los andaluces
decidieran su voto en función de quien puede gestionar mejores servicios
públicos, mejor sanidad y mejor educación, optarían por determinadas candidatas
y candidatos pues suman programa
combinado con experiencia de gobierno . Pero una buena parte de la ciudadanía ,
desgraciadamente, parece no atender a esas razones. Si en lugar de escuchar
relatos adulterados atendiéramos a la realidad de las cifras podríamos basarnos
para votar que en Andalucía nada menos que 2,2 millones de andaluces son
pobres y están en riesgo de exclusión social, según Cáritas , no lo digo yo. O
que somos la segunda Comunidad Autónoma con el PIB per cápita más bajo de
España.
Deberíamos tener bien presente que los
servicios públicos son muy mejorables y además están siendo sustituidos por la
gestión privada que ve en ellos una fuente de negocio. Véase el caso de las
escuelas o de las clínicas privadas. Falta profesorado para atender bien a los
niños y , sobre todo, faltan recursos para atender como merecen las necesidades
educativas especiales , verdadera piedra de toque para comprobar la igualdad de oportunidades , tan cacareada como
poco cierta.
Y cómo no, deberíamos tener presente el tema sanitario en esta tierra de María
Santísima . No hacen falta datos, sólo escuchar a la gente. Baste un botón como
ejemplo si – tal como me dice en privado una oyente- en el Virgen del Rocío de
Sevilla , en su unidad de Oncología pediátrica estaban ayer a 40º y sin aire. Solo con abanicos. Uno se pregunta si la democracia es tan débil como para que se
pueden ganar elecciones solo a base de
utilizar habilidades mediáticas , poner cara de bueno , parecer suave , una
cara bonita, mostrarse como una frescachona y hablarle a la gente como si
fueran bobos , sin explicar con seriedad
cómo intentar hacer la vida de las personas más llevadera . Pues eso parece. La democracia no consiste sólo en votar, es
cierto; consiste en defender y practicar valores sociales universales. Y para
eso hay que alejar los peligros que la amenazan . Por eso hay que votar. Y con
rabia. Porque si no votamos puede ser peor.
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