EL REGATISTA 20-05-2022
La llegada del ex rey , rey huido
Juan Carlos de Borbón me provoca algunos comentarios sin entrar al trapo del
bochornoso espectáculo de contemplar como hay gente que aplaude la provocadora
presencia del regatista al mando de su barco bribón. Más que hablar del rey
huido que no lo merece prefiero hablar de republica que es lo que su conducta
me sugiere. Escribí hace apenas un par de semanas que el republicanismo que
necesita España no puede ser fruto
de la náusea moral que provoca un Borbón.
Republicanismo significó ayer y debe significar hoy la defensa de un proyecto de país llamado
España donde la corrupción no tenga cabida en las instituciones públicas, donde
los servicios públicos sean sinónimo de calidad , donde la ley sea
efectivamente igual para todos, donde la educación sea un instrumento de
transformación, donde los derechos sociales sustituyan al sistema de
privilegios y donde la plurinacionalidad
tenga una traducción jurídica que ,
respetando las diferencias, sirva para unir a un país diverso frente al
españolismo rancio y excluyente.
Pero dicho esto el segundo comentario que tengo que hacer tiene
que ver con la necesidad imperiosa de llevar a cabo de una vez una Ley Orgánica
que regule el estatuto de la monarquía hasta tanto España no sea una República.
Lo primero que dicha Ley debe hacer – no
existente en la actualidad como es obvio- es suprimir la inviolabilidad del rey
en el ámbito personal. La inviolabilidad del rey no fue concebida para
refrendar delitos sino para facilitar el desempeño del cargo. Para fijar este
principio sólo hay que modificar la Ley Orgánica del Poder Judicial en el
sentido de incluir dentro de las competencias del Tribunal Supremo la de
enjuiciar los actos del monarca en su esferal privada. Y aquí vuelve la burra
al trigo y nos encontramos con el NO ES NO
de los partidos de derechas y ultraderechas.
La restauración de la monarquía en España por decisión de Franco
( paréntesis : ¿ hay que recordar que Alfonso XIII huyó también de España?) fue
una anomalía, fue un trágala, un tributo que hubo que aceptar si queríamos
convertirnos en un Estado Social y Democrático de Derecho porque sabido es que el
Estado legal y vigente en España cuando
se produjo el golpe militar de 1936 era la República y que , tras cuarenta años
de represión , Franco murió en su cama, es decir, que no había mucha gente dispuesta
a dar su vida por la República.
Era un momento crucial de nuestra Historia este del fin de la
Dictadura y todos entendieron que había que transigir con generosidad a fin de
dotarnos de una Constitución en la que cupiéramos todos. Y de aquellos polvos vinieron estos lodos.
Sin pretender suscitar la cuestión de la posible incoherencia
entre democracia y monarquía- que ese no es mi propósito ahora- sin embargo sí que creo que es llegado el
momento de afrontar la regulación de todo lo concerniente a la monarquía
mediante una Ley Orgánica y muy especialmente la supresión de la
inviolabilidad, que eso sí que es la antítesis de la democracia, que todos
seamos iguales ante la ley menos uno.
Y es el momento de hacerlo y vamos tarde ya porque la gravedad de los acontecimientos que
han rodeado la vida privada del ex rey que llaman emérito que nos ha sacado a todos los españoles enrojecer
de vergüenza ante el mundo entero . No puede ser de ninguna de las maneras que el rey pueda robar, malversar el dinero de
sus ciudadanos o cometer cualquier otro ilícito penal como ha quedado probado
por la Fiscalía del estado sin que ello tenga las consecuencias jurídicas que
le correspondan por la dichosa inviolabilidad de un sujeto.
Y lo de ahora tiene su importancia cómo no, sobre todo si
además de a participar en la regata , el regatista aprovecha ya y se queda para
la campaña de las elecciones andaluzas que , como dicen por ahí, son también
las de España.
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