jueves, 22 de julio de 2021

 

CUANDO MÁS ES MENOS ( 23-07-2021)

En medio de la superabundancia y el derroche que nos caracteriza , lo contradictorio  es que aparece en el horizonte  una nueva palabra que tiene que ver con la escasez. Escasez de gas natural ,  de materiales de construcción, escasez de pintura, escasez de materias primas, escasez de chips que está  poniendo contra las cuerdas a las empresas tecnológicas, escasez de  los minerales con los que se fabrican los fertilizantes químicos que afecta de forma alarmante a la agricultura en plan intensiva.

En conjunto este panorama de escasez nos envía una señal inequívoca de que estamos ante  un límite de los actuales modelos de producción, consumo y formas de vivir. Una auténtica crisis  que tiene su origen en la lógica del sistema en que vivimos cuya única razón de ser  es el  crecimiento continuo, aunque conduzca al abismo. De tal manera que al capitalismo del desastre inducido por la lógica perversa del crecimiento permanente se une ahora el capitalismo de la escasez: se está convirtiendo en escaso lo que antes era suficiente. Y la escasez tiene que ver con la existencia de límites pero también con el uso irracional y con la falta de justicia distributiva, con la igualdad. 

Lamento aguarles un poco el descanso veraniego con picotazos y pensamientos  como estos pero el tema de la luz me lleva a imaginar el futuro y las posibles salidas a la gravedad del momento presente. La incapacidad para someter a las eléctricas es de manual. Son ellas quienes tienen el poder, no el Gobierno. O sea. Por otro lado,  pensemos  que  no hay salidas  justas y viables  a estas situaciones sin reconocer que el decrecimiento de la economía global es simplemente imprescindible. Y esto a lo mejor tiene que ver con su bronceado o su aire acondicionado.

No encarar este debate conjuntamente –por crudo que sea–  sobre la superación de los límites  y sobre el poderío de las eléctricas en España no va a hacer que el problema desaparezca. Más bien supone perder tiempo y oportunidades para construir una comunidad que comprenda el momento que vivimos;  y sobre todo, deja huecos que están ocupando deliberada y planificadamente sectores de ultraderecha que niegan el problema de origen y apuntan con el dedo a falsos culpables (migrantes, mujeres o ecologistas). 

Gobernar siempre ha tenido que ver con administrar límites y estos, en lo material, son cada vez más estrechos, sobre todo si tiemblan las piernas.  Pero si decimos poner en el centro como prioridad  unas condiciones de vida dignas para todos, las claves ineludibles van a ser aprender a vivir con lo suficiente, el reparto de riqueza y obligaciones,  el cuidado de los cuerpos vulnerables y la corresponsabilidad. Si no, la escasez que ya está aquí la gobernará el mercado. Y a éste, las condiciones de vida de la gente le importa un carajo, como se está viendo con el precio de la luz estas semanas.

El Gobierno está intentando desincentivar el consumo eléctrico en los tramos de máxima demanda  pero , a mi juicio, es un error   hacerlo sólo con soluciones de mercado, sin explicación y debate, sin tarifas progresivas y sociales,  y sin meter mano al oligopolio que es en España el mercado eléctrico. Y mientras,  las empresas eléctricas salivan.

Hacer algo pero sin molestar a los mercados produce una consecuencia inmediata que es  que la escasez impacta de forma absolutamente injusta en el precariado. Asumir que no hay más narices que  jugar en el terreno de juego de los mercados como única posibilidad y horizonte es apostar  por salidas que no resuelven problemas estructurales y que llevan  a muchas personas a abrazar las promesas  de los neopopulismos ultraderechistas.

Ojalá estuviésemos en condiciones de afrontar  el presente con meros retoques progresistas. No es así. Hacen falta cambios profundos en la producción, en el consumo y en las formas de vida. En el plano material, la palabra clave es menos en términos absolutos: menos agua, menos energía, menos emisiones. Estos cambios se traducen en menos viajes, menos alimentos lejanos, menos carne… la palabra menos es importante y casi nadie en el plano político institucional se atreve a plantearlo con claridad. ¿ Por qué?  Porque hablar con claridad de estas cosas supone un suicidio electoral. Resultado :  no se habla con claridad del atolladero en el que estamos.

Nos encontramos entre la espada y la pared : el sistema acabará con los más desprotegidos y vulnerables o planteamos con valentía afrontar este problema para lo cual hay que contar con  una ciudadanía crítica y comprometida. De momento estamos aprendiendo a gestionar bien nuestra demanda eléctrica. Ahora hace falta que el gobierno tome algo contra la impotencia. Gracias por estar ahí

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