jueves, 3 de junio de 2021

 

POCA VERGÜENZA ( 4-06-2021)

 Vivimos tiempos convulsos. Realmente la Historia de España ha sido casi siempre así. Los períodos que pudiéramos considerar como estables y tranquilos han sido breves y escasos. Ahora vivimos en plena efervescencia y agitación por la política envenenada que no cesa ni en tiempos de pandemia . Cualquier cosa se aprovecha para hacer caja. La política en España es política electoral en la que algunos están dispuestos a perder la vergüenza. Mientras el gobierno actual se considere un gobierno ilegítimo, todo vale. 

 Por no remontarnos más atrás, la transición española estuvo transida de intransigencias, el parto de la Constitución del 78  no contó con el apoyo de los nostálgicos del extinto régimen, el terrorismo de eta se utilizó para zaherir al contrario y su solución final no fue aplaudida por todos,  el 11-M del terror islámico se intentó atribuirlo a quien más convino, los efectos de la profunda crisis de 2008 nunca fue asumida y consensuada, los seis millones de parados que llegamos a alcanzar no llegaron a conmover un consenso imprescindible, el cincuenta por ciento de desempleados entre los jóvenes importó un pito a la otra mitad.

 Pero todo es empeorable: ahora  la pandemia se convierte en una oportunidad para tumbar un gobierno, Cataluña importa en la medida que puede cavar la fosa de alguien, no aprecio que se llore por el futuro de los saharauis, ahora los indultos amplían la trinchera entre derechas e izquierda menospreciando la oportunidad de solución de un conflicto de estado en el que la solución nos afecta al conjunto del estado, no sólo a los catalanes. 

 Disculpen , lo anterior  no es una enumeración completa; es un particular relato un tanto atropellado  de ejemplos vivos en los que hizo falta consenso nacional pero no se procuró, respuesta colectiva pero , en su lugar, lo que hubo fue manipulación y populismo a raudales; en suma, sentido de Estado, pero no estaban.  Si un partido no tiene sentido de estado, es decir, sentido de lealtad con el propio país para salvar una situación de gravedad, ¿ para qué sirve un partido? ¿ Sólo para asegurarse un estatus ,una  posición, para hacer lobby, para acceder al poder tomado este  como sustantivo? Pues miremos alrededor a ver cuántas siglas nos sobran si examinamos nuestra propia historia reciente en los que nos hicieron falta grandes consensos. 

Por ejemplo, el Sáhara.   Pocas personas saben que hasta 1975, es decir, hace tan sólo 46 años,  España tenía 51 provincias , una más que ahora. Esa provincia se llamaba El Sáhara; sus habitantes eran españoles como nosotros; y el castellano era su lengua habitual ,sus poetas escriben y publican en nuestra misma lengua y los más viejos aún conservan como recuerdo un DNI que les acredita como españoles.  España, debido a circunstancias políticas internas , los abandonó de forma ignominiosa en 1.975 .Inmediatamente después Marruecos invadió su territorio y desde entonces ejerce la soberanía sobre toda la población contra la voluntad de estos.

Cuarenta y seis años después ciento setenta mil saharauis viven,  malviven en los campamentos de refugiados levantados en Tinduf en Argelia, en tiendas de campaña. Desde el desierto vienen  clamado por sus derechos , amparados por los acuerdos internacionales adoptados por la ONU pero hay una sordera colectiva.

La realidad social y humanitaria de esta antigua provincia española,  es que viven de la ayuda humanitaria. Por si fuera poco, un muro de 2.700 kilómetros  construído por Marruecos y  plagado de minas antipersonales separa el territorio de norte a sur. Así llevan cuarenta y seis años   a la espera de la justicia internacional que no llega ni se le espera.  Su paciencia se muestra  infinita. Y aunque nos duela, tampoco nunca en este tema tan lacerante hubo un consenso nacional que agrupara a todos los partidos españoles. Los sucesivos Gobiernos españoles tampoco actuaron con sentido de Estado y han mantenido en muchas ocasiones posiciones ambiguas, cuando no contradictorias. Vergüenza nos debería dar.

Ningún Estado reconoce la marroquinidad del Sáhara, un "territorio no autónomo" según la ONU, del cual es España la potencia administradora responsable de culminar el proceso de descolonización garantizando el derecho a la autodeterminación del pueblo saharahui.

Esto es lo que hay detrás del conflicto diplomático con Marruecos. Por eso no podemos ceder al chantaje.

 

Enrique Monterroso Madueño

           

 

 

 

 

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