EMPACHADOS (14-05-2021)
Cuenta
la leyenda que Estanislao Figueras, primer presidente de la Primera República
española, tras cuatro meses en el cargo, dijo en junio de 1873: “Voy a serles
franco: estoy hasta los cojones de todos nosotros”. Y se largó de España.
Realmente no fue así sino que , como es lógico,
presentó la dimisión ante el Congreso de los Diputados con todos los
formalismos en regla, pero si la frase persiste y se cita tanto es porque suena
verosímil, porque lo haría cualquier
ciudadano razonable en una situación similar. Para mí, lo extraño es que
algunos gobernantes se aferren al poder
como las lapas a la piedra y no salgan corriendo en cuanto sienten el aleteo de
cuchillos a su alrededor. .
Afortunadamente
toda regla tiene su excepción y en España ha sido noticia de alcance que un político
y gobernante haya dimitido de todos sus cargos y , de paso, se haya ido al
peluquero. El gesto no tiene muchos precedentes y todos andamos ahora tratando
de indagar algo más en torno a su vida, de tratar de apreciar algo valioso en
su proceder y en averiguar por qué medios va a seguir haciendo política. Un
poco tarde quizás.
Hace
muy poco tiempo que también Iñaki Gabilondo, el comunicador que más ha
contribuido a fijar la opinión de tantos españoles, se despedía de su sección diaria en la SER
con estas palabras "No me siento capaz de continuar
con mi apunte político diario. Estoy empachado. Para asomarse
a la lucha partidista en el día a día hacen falta unas fuerzas que ya no tengo
y una fe que flaquea".
Fue un ejemplo de elegancia - no como Figueras- hasta para despedirse atribuyéndose a sí
mismo, como los cónyuges delicados , la culpa del divorcio : “el problema soy
yo, que estoy empachado”. Conmovedor pero no coló su cortesía. Como oyente suyo
habitual yo me dí por aludido y supe que el infierno al que sin mentarlo
obedecía su adiós éramos nosotros que no éramos capaces de dar la talla.
Algo parecido, con la distancia debida, ha pasado con el
político gobernante que ha ido a la peluquería, que se ha ido sin bilis y
dándonos las gracias y que cada cual se atribuya su cuota de una cosa y la otra.
También él ha sido víctima de la fritura a la que le han sometido tanta gente
importante durante tanto tiempo en
tantos medios mediáticos.
¿A
qué se refería exactamente Gabilondo y
en cierto modo el político gobernante que ha ido a la peluquería con lo del empacho? Sin duda alguna se referían
a la política corrosiva , a la política
del garrotazo que dibujó Goya precisamente en Madrid y de la que este pasado miércoles hemos vuelto a ver y oír
un episodio . Se referían en su adiós a las soflamas
tuiteras y a la bajeza moral de algunos personajes de opereta . Y también,
estoy seguro, a tanta ingesta de inmundicia y tanto insulto a la pequeña o
grande inteligencia de la ciudadanía. Se marchan ellos y se quedan quienes los han empachado,
mientras nosotros, con aparatos digestivos mucho más frágiles y sensibles a las
intolerancias, nos vemos obligados a masticar cada mañana una actualidad más amarga.
No
sólo ellos y no sólo de la política del garrotazo. Somos muchos los que nos
sentimos empachados de vacunas que no
llegan sin llegar a comprender bien por qué pasa lo que pasa, empachados de
tantos titulares que no sabemos interpretar sobre la cogobernanza entre un gobierno
y diecisiete autonomías, empachados de un virus que damos por vencido sin estarlo y de
tanta alarma como suscitan algunos sin
un estado de alarma.
Y
no es que nos falte el apetito de la curiosidad , que nos dé igual todo o que la
normalidad inmunda nos banalice , sino que nos faltan a estas alturas las virtudes teologales de la fe y de la
esperanza para subsistir, para
enfrentarnos al menú que nos sirven sin
disponer de la fuerza necesaria para cambiarlo . Me planteo que el hartazgo se quita con el
ayuno. Nos hace falta un tiempecito sin tanto vértigo como el que nos invita en
nuestros móviles, nuestras tabletas y
nuestras teles al abismo o al averno.
Una de las coplas de El Piyayo dice : “ algunas veces pienso que estoy harto
de pensar, pero luego pienso bien y sigo pensando más” . La frase encaja bien
con lo que pretendo decir hoy y ustedes
van a saber interpretar a propósito del
hartazgo, del desánimo y del descreimiento de tanta gente empachada.
Enrique
Monterroso Madueño
Nota : este articulista tiene por
norma no poner ningún nombre propio ni siglas. A buen entendedor no le hacen
falta tantas palabras.
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