miércoles, 12 de mayo de 2021

 

EMPACHADOS (14-05-2021)

Cuenta la leyenda que Estanislao Figueras, primer presidente de la Primera República española, tras cuatro meses en el cargo, dijo en junio de 1873: “Voy a serles franco: estoy hasta los cojones de todos nosotros”. Y se largó de España. Realmente no fue así sino que , como es lógico,  presentó la dimisión ante el Congreso de los Diputados con todos los formalismos en regla, pero si la frase persiste y se cita tanto es porque suena verosímil, porque lo  haría cualquier ciudadano razonable en una situación similar. Para mí, lo extraño es que algunos gobernantes  se aferren al poder como las lapas a la piedra y no salgan corriendo en cuanto sienten el aleteo de  cuchillos a su alrededor. .

Afortunadamente toda regla tiene su excepción y en España ha sido noticia de alcance que un político y gobernante haya dimitido de todos sus cargos y , de paso, se haya ido al peluquero. El gesto no tiene muchos precedentes y todos andamos ahora tratando de indagar algo más en torno a su vida, de tratar de apreciar algo valioso en su proceder y en averiguar por qué medios va a seguir haciendo política. Un poco tarde quizás.

Hace muy poco tiempo que también Iñaki Gabilondo, el comunicador que más ha contribuido a fijar la opinión de tantos españoles,  se despedía de su sección diaria en la SER con estas palabras  "No me siento capaz de continuar con mi apunte político diario. Estoy empachado. Para asomarse a la lucha partidista en el día a día hacen falta unas fuerzas que ya no tengo y una fe que flaquea".

Fue un ejemplo de elegancia - no como Figueras-  hasta para despedirse atribuyéndose a sí mismo, como los cónyuges delicados , la culpa del divorcio : “el problema soy yo, que estoy empachado”. Conmovedor pero no coló su cortesía. Como oyente suyo habitual yo me dí por aludido y supe que el infierno al que sin mentarlo obedecía su adiós éramos nosotros que no éramos capaces de dar la talla.

Algo parecido, con la distancia debida, ha pasado con el político gobernante que ha ido a la peluquería, que se ha ido sin bilis y dándonos las gracias y que cada cual se atribuya su cuota de una cosa y la otra. También él ha sido víctima de la fritura a la que le han sometido tanta gente importante  durante tanto tiempo en tantos medios mediáticos.

¿A qué se refería exactamente  Gabilondo y en cierto modo el político gobernante que ha ido a la peluquería  con lo del empacho? Sin duda alguna se referían a la política  corrosiva , a la política del garrotazo que dibujó Goya precisamente en Madrid y de la que  este pasado miércoles hemos vuelto a ver y oír un  episodio .  Se referían en su adiós a las soflamas tuiteras y a la bajeza moral de algunos personajes de opereta . Y también, estoy seguro, a tanta ingesta de inmundicia y tanto insulto a la pequeña o grande inteligencia de la ciudadanía.   Se marchan ellos  y se quedan quienes los han empachado, mientras nosotros, con aparatos digestivos mucho más frágiles y sensibles a las intolerancias, nos vemos obligados a masticar  cada mañana una actualidad más amarga.

No sólo ellos y no sólo de la política del garrotazo. Somos muchos los que nos sentimos empachados de  vacunas que no llegan sin llegar a comprender bien por qué pasa lo que pasa, empachados de tantos titulares que no sabemos interpretar sobre la cogobernanza entre un gobierno y diecisiete autonomías, empachados de un  virus que damos por vencido sin estarlo y de tanta alarma como suscitan algunos  sin un estado de alarma.

Y no es que nos falte el apetito de la curiosidad , que nos dé igual todo o que la normalidad inmunda nos banalice , sino que nos faltan a estas alturas  las virtudes teologales de la fe y de la esperanza  para subsistir, para enfrentarnos al  menú que nos sirven sin disponer de la fuerza necesaria para cambiarlo .  Me planteo que el hartazgo se quita con el ayuno. Nos hace falta un tiempecito sin tanto vértigo como el que nos invita    en nuestros móviles, nuestras tabletas y  nuestras teles al abismo o al averno.

Una de las coplas de El Piyayo  dice : “ algunas veces pienso que estoy harto de pensar, pero luego pienso bien y sigo pensando más” . La frase encaja bien con lo que pretendo decir hoy  y ustedes van a saber interpretar  a propósito del hartazgo, del desánimo y del descreimiento de tanta gente empachada.

 

                                    Enrique Monterroso Madueño

Nota : este articulista tiene por norma no poner ningún nombre propio ni siglas. A buen entendedor no le hacen falta tantas palabras.

 

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