TEMBLORES 10-02-2023
Resulta imposible comenzar de otra forma
que no sea expresando el sentimiento que suscitan las elevadísimas cifras de
muertes , de heridos y de destrucción causadas por el terremoto que ha devastado
parte de Turquía y de Siria. También de los escasos pero gloriosos salvamentos
de niños enterrados bajo los escombros pues son como las florecillas que surgen
entre las rocas y que nos dan fuerzas para seguir intentándolo.
Los expertos hablan de una triple coincidencia : se trata de un terremoto
superficial, producido en una zona populosa y empobrecida y con construcciones e
infraestructuras débiles que no resisten estos seísmos. Dicen también los
expertos que los terremotos no se pueden predecir pero sí se pueden prevenir sus consecuencias
en términos de destrucción. La única manera de combatir su impacto es trabajar
precisamente contra el principal factor que está en la base de la tragedia actual : la pobreza concentrada en lugares de riesgo.
No es lo mismo un terremoto en Turquía o Siria que en Japón. Lo dice todo el
mundo sin escarbar mucho en lo que de iniquidad tiene tal afirmación.
En general, la pobreza está en la base de cualquier sufrimiento humano, en
cualquier escenario, sea terremoto, pandemia o niveles de consumo. Por supuesto
también en España que , a pesar de que se considera un país rico , está llena
de pobres si nos atenemos a los criterios establecidos y consensuados
internacionalmente para ser considerados como pobres y , sobre todo, a la observación
real.
Por ejemplo : este invierno en muchos
hogares españoles se está usando más la mantita que el radiador como sistema de calefacción natural . No son
pocos los niños que se acuestan con el body, su camiseta térmica,
el pijama de pelo, una manta y el edredón. Y junto al tema de los recortes
térmicos, se puede ampliar a los recortes
en ciertos consumos de alimentación o de ropa o de caprichos según
conocemos por las estadísticas que nos proporciona la OCU y otros organismos.
La pobreza alcanza a diez millones de
personas en España pero, en muchos casos,
los propios pobres no se ven a si mismos como tales. Hasta hace poco se partía
de que una persona en situación de pobreza era alguien que está sin hogar y
pidiendo dinero en la calle pero ya hace tiempo que se habla que hay
trabajadores pobres, que la pobreza está instalada , se encarna en muchos
hogares donde uno, o incluso los dos trabajan. Esto es algo realmente grave, que no baste con trabajar para dejar de
ser pobre. En realidad, todos aquellas personas que no pueden renovar su
cocina, arreglar el cuarto de baño, dar la entrada para un coche o irse unos días de vacaciones son pobres
aunque ellos no lo digan o no lo reconozcan.
La pobreza en países ricos como
España se mide en relación con los demás miembros de la sociedad española
y se puede decir que la padecen o afecta
a personas con ingresos inferiores al
60% de la renta media del país ; o sea que pálpense la cartera o la cartilla.
Ojo porque la pobreza es la vía de entrada para otras lacras sociales como lo
que se llama ahora aporofobia, -disculpen
la palabra- , o sea, culpabilizarlos de su situación , excluirlos y terminar
odiándolos.
España volverá a estar orgullosa hoy de su
capacidad de reacción en catástrofes humanitarias como la que se vive en
Turquía y Siria pero ,sin dejar de
estarlo , aceptemos también la paradoja o contradicción de no ser capaces, aquí en nuestro solar patrio, de
distribuir mejor la riqueza para que todos tengamos una existencia digna. Y si
la Tierra temblara por estos lares como ya lo hizo tiempo atrás, no sean los mismos
de siempre los que haya que ir a salvar.
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