LAS NUBES PASAN EL CIELO QUEDA
Enrique
Monterroso Madueño ( 18-02-2022)
Aceptar con normalidad que la ultraderecha ocupe sillones de
gobierno en España significa normalizar aquí
lo que en otros lugares se considera un virus para la democracia. ¿ Está
resultando difícil? No, todo lo contrario. Está resultando relativamente sencillo: a base jactarse de
antipoliticismo, de provocar ruidos y algaradas, de lanzar bulos que nadie desmonta y proclamar zafiedades en redes , en cierta prensa y hasta en la
tele pública , el odio se ha homologado como un entretenimiento más y la gente
, cierta gente, se lo traga. Tertulias
de radio en cadenas predispuestas para ello
equiparan, cada mañana, los discursos moderados de políticos moderados
con los de odio y visceralidad como los
de los extremistas radicales. Los extremos se tocan, suelen decir los voceros y
mucha gente asiente como si la equidistancia fuera cierta y sin emplear la más mínima capacidad
de raciocinio.
La tesis que empezarán a emplear es que calificar su marca electoral de extrema derecha es un error puesto que
tiene muchos votantes y diversos. El tamaño en política importa. Es la teoría
del respeto medido en números. Diez tipos acosando a un inmigrante se llaman
exaltados, pero si son un millón se llama movimiento social o partido político
respetable.
La nueva operación, acostumbrados ya a la ultraderecha como
animal de compañía, consiste en dejar de llamarla ultraderecha. No será ningún
problema. Renombrar la realidad es la viga maestra sobre la que se pretende
construir la nueva España redimida . Y lo mismo que en el 78 a los líderes
franquistas se les llamaron demócratas,
ahora a los nuevos nostálgicos del franquismo se les darán tareas de gobierno
para limpiar a España de demócratas. Para ello será tan sencillo como
cambiarles el nombre y referirnos a ellos no como quienes quieren ilegalizar
partidos, suprimir autonomías, señalar a inmigrantes, homosexuales o mujeres
maltratadas o dejar a los muertos en las cunetas sino como los únicos amantes de España.
Por eso ,cuando en el panorama solo se ven nubarrones me esfuerzo
por encontrar un rayo de luz. Al fin y al cabo , las nubes pasan y el cielo
siempre queda. Cuando las noticias tanto
procedentes de Castilla, de Génova o de Sol son tenebrosas, yo busco algo
positivo aunque sea fuera de España para no caer en desesperanzas.
Ayer mismo el Tribunal de Justicia de la Unión Europea ha
dictaminado que un país miembro de la Unión no puede hacer algo que ponga en
peligro o en entredicho las normas de un Estado de Derecho y que si lo hace
puede ser sancionado con la pérdida de fondos del presupuesto comunitario. Son
palabras mayores. El veredicto afecta a los gobiernos de Polonia y Hungría, dos
países en manos de partidos
ultranacionalistas y ultraconservadores. Europa no son solo reglas comerciales,
sino que posee una auténtica columna vertebral: el respeto al Estado de Derecho.
Y esa columna sigue firmemente en pie. Hoy les afecta a polacos y húngaros ,
mañana podría afectarnos a los españoles y mucho españoles. Alegrémonos pues
todos los demócratas europeos.
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