FLOTILLA DE LA LIBERTAD
Tengo un amigo malagueño que
forma parte de la Flotilla de la Libertad, una iniciativa compuesta por más de
treinta embarcaciones que salió esta semana del puerto de Barcelona y que
pretende, nada menos , que romper el cerco que impide que llegue ayuda
humanitaria a los gazatíes que en estos momentos están abandonados a su suerte,
no a la mala suerte sino a la mala
conciencia y a la crueldad del régimen sionista de Israel.
Manolo ( que así se llama mi
amigo) no tiene miedo a lo que les puede suceder ante tal empeño, todo lo
contrario. Respira un entusiasmo y un
compromiso que contagia a quienes leemos sus crónicas que día a día escribe
desde el Sirius, un velero emblemático que forma parte de la flotilla.
Por esa especie de cuaderno
de bitácora sabemos que la salida de la flota
fue una explosión de solidaridad y de emociones puestas en evidencia en
el texto de una de las pancartas que decía “ todos vamos en el mismo barco” . Desgraciadamente
no sé si esa frase es toda ella verdad pero sí estoy convencido de somos muchos,
muchas los que nos vemos representados en ese todos. Porque no sólo han sido
los barceloneses quienes han acudido a expresar con abrazos y lágrimas a los
activistas que zarparon a enfrentarse a tantos riesgos como a buen seguro se
enfrentarán , sino ciudadanos de toda España y del mundo entero de quienes la
flotilla es un reflejo y un gesto que representa a quienes exigimos poner fin al genocidio del
pueblo palestino al que estamos asistiendo en vivo.
Les esperan , como mínimo,
15 días de navegación a estos activistas valientes que navegan en aguas
procelosas en barcos pequeños puestos a punto para semejante travesía, un
ejército de personas voluntarias que trabajan incansablemente por la paz , no
un día o una semana , esporádicamente, sino toda una vida , como es el caso de
Manolo , lo cual les hace ser imprescindibles como dicen que dijo Bertold
Bretch. “ He vivido muchos momentos de catarsis en mi vida pero ninguno de la
magnitud de este” dice mi amigo en su diario.
Efectivamente, es la primera
vez en la historia que una gran flota de embarcaciones se dirige al corazón no
de un conflicto de los muchos y variados que se dan por desgracia en nuestro
mundo de hoy y de ayer sino de la madre de todos ellos como es el que viene
manteniendo Israel en su afán por liquidar al pueblo de Palestina, ocupar su
territorio e imponer su poder de forma violenta e inhumana.
Estoy convencido de que esta
flotilla que se ha puesto en marcha esta semana desde España rumbo a Gaza será recordada como un hito en la historia de
la lucha por el derecho a existir de los
pueblos, por el derecho internacional y la paz, sin las cuales no se puede construir un mundo
más justo e igualitario.
Su empeño será una senda de
espinas : atacados militarmente, interceptados y devueltos para atrás,
secuestrados… De todos los escollos posibles y probables, el presidente
israelita ha comenzado con la advertencia de convertirlos a todos en
terroristas, lo que le permitiría aplicarles una legislación que les conduciría
a la cárcel, arriesgando sus vidas y
haciendo imposible su misión.
Seamos optimistas, pidamos
lo imposible como decían los utópicos. Y recordemos
siempre a nuestro García Lorca cuando escribió : No hay nada tan hermoso
como lo imposible.
A navegar, Manolo. No estáis
solos. Las velas y el corazón, henchidos.
Enrique Monterroso Madueño
2-09-2025
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