BERGOGLIO, SUCINTA HISTORIA
DE SU PAPADO
21-2-2025
Hace doce años, cuando Jorge
Bergoglio fue elegido papa en 2023, la Iglesia católica , la barca de Pedro parecía
más a la deriva que nunca y atravesaba una de sus crisis más agudas. A las
sospechas de corrupción en el Banco Vaticano se sumaban los
constantes casos de abuso sexual en diócesis de diferentes partes del mundo al
tiempo que sobre el final de su
antecesor Benedicto XVI, las
filtraciones de documentos privados a la prensa –los famosos Vatileaks–
profundizaron la crisis y sembraron serias dudas sobre la capacidad de un
posible sucesor como un casi desconocido argentino para ejercer la autoridad en Roma.
En 2013 dada su avanzada
edad –tenía 76 años en ese momento– muchos lo vieron como un papa de transición y se
apresuraron a hacer cálculos pensando en el futuro cónclave. Doce años más
tarde en 2025 , y contra todos los pronósticos iniciales, Francisco no solo se
ha mantenido en la silla de Pedro, sino que ha logrado dar pasos relevantes
para atenuar la crisis institucional y, lo más importante, relanzar el
catolicismo como una voz de cierto peso en la búsqueda de salidas a los
crecientes desafíos sociales, políticos y económicos del mundo que nos toca
vivir.
Desde que fue
nombrado obispo de Roma, Francisco se ha caracterizado por su humildad; por ser
un transgresor de las tradiciones de la Iglesia en temas polémicos como el
aborto, los homosexuales, los abusos del clero a menores de edad, entre otros;
y por la universalidad de sus mensajes que nos deja a todos sin distinción, a
los católicos y a los no católicos, a los creyentes y los no creyentes, retratados.
Fíjense, en estos años de su
papado años, Francisco pidió perdón en Canadá por el rol de la Iglesia en el
proyecto colonialista de los Estado en el pasado, proclamó la política de tolerancia
cero a la pederastia , habló en Estados Unidos sobre la desigualdad
social, visitó Japón para pedir a los jóvenes que no abandonen sus utopías,
abogó en países sudamericanos por una economía social y popular que traspase
las fronteras impuestas por el capitalismo actual y en Africa recientemente volvió
a denunciar no solo el viejo colonialismo, sino también la globalización de
nuestros días, que ha definido como una globalización de la indiferencia y la
exclusión. Nadie habla más claro que él. Pero es la voz que clama en el
desierto. Con razón numerosos movimientos sociales y políticos de izquierda y
centroizquierda se han hecho eco en estos años de sus declaraciones superando
cualquier aparente contradicción teórica hasta el punto de granjearse el apodo
de “el papa rojo”. A este respecto oportuno es recordar a Helder Cámara el obispo brasileño cuando dijo :
“Cuando doy comida a los pobres, me llaman caritativo. Y cuando pregunto por
qué hay pobres, me llaman comunista”. Si eso es ser comunista, el papa
Francisco lo es.
En sentido contrario el
papado de Francisco no deja de preocupar a quienes quisieran mantener el futuro
encerrado en el pasado y tildan al papa de izquierdista, comunista. No paso por
alto las tensiones dentro de la Iglesia de muchos de los procesos puestos en marcha
por Francisco especialmente dentro de la Curia, de la élite de la iglesia
católica. Hasta el punto de que estamos siempre a la espera de que en el futuro
inmediato, coincidiendo con otros finales de época, también la era Francisco
entre en el olvido.
Quedarán para la
historia de esta humanidad como legado rojiverde de su papado sus dos principales encíclicas, la Fratelli tutti -en
la que se desarrolla el concepto de fraternidad como eje de la vida social y
política- y la Laudato Si´-centrada
en la ecología y el cuidado de la casa
común, nuestro Planeta. Nada más que decir. Que así sea.
Enrique Monterroso Madueño
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