LA ÚLTIMA Y VERDADERA CAUSA
DEL MAL 24-1--2025
El nuevo presidente de los EEUU ha
comenzado su labor revolucionaria de ponerlo todo patas arriba firmando
decretos como un poseso, como un dictador poseso. Sabíamos que ese día iba a
llegar pero estábamos muchos en Babia, en actitud de espera de un milagro que lo
detuviera, como si no creyéramos que fuera posible que una persona así y unos
colaboradores como los que le rodean pudieran sentarse en la Casa Blanca que es
todo un símbolo para la Humanidad como sede de la democracia universal en pura
teoría de benevolencia comparada.
Leo artículos, escucho a
comentaristas sobre el tema y no encuentro causas objetivas, razones últimas y
directas para justificar el apoyo electoral recibido , salvo el rescate de
millones de desencantados, siempre apostando por el vértigo y dejándose seducir
por el antisistema que no les devuelve la esperanza pero calma su rabia
contenida.
Es entonces, tras la escucha atenta
y la lectura tranquila cuando alcanzo a
imaginar que esta situación -ya de por sí
muy mala- puede ser , además, empeorable pues
responde a una dinámica mundial que ha desatado una ola reaccionaria que
busca refugio en la radicalidad. Entonces- repito- dejo de hacerme preguntas
hacia fuera y miro hacia dentro de mi
mismo; todos deberíamos mirar hacia
dentro y plantearnos al menos la duda de si tenemos algo que ver con lo sucedido, la duda de si el mal convive
con nosotros y lo tenemos instalado en nuestro cerebro y no lo queremos ver.
Es conocida la anécdota referida a un periódico londinense que lanzó una encuesta entre sus lectores
preguntándoles por las causas del mal en este mundo, a lo que , según la
leyenda, el escritor Chesterton contestó de la siguiente forma : “Dear Sir,
el mal soy yo. Y me pregunto por qué otros lectores no lo reconocen ”.
Cuando lo que está pasando no está
pasando sólo en las Américas sino delante de nuestras barbas lo más probable es
que algo haya sucedido en nuestros cerebros para desconfigurarlos hasta
permitir y colaborar en que estas cosas sucedan. Y para mi, ese algo se llama
Internet y sus secuelas.
No voy ahora a satanizar a la RED
porque a estas alturas circula por nuestras venas y no podríamos ya vivir sin
ella. Ni siquiera , pienso ahora, que el mal esté sólo en el personaje naranja,
con ser esta causa ya de por sí suficiente; ni siquiera pienso que lo sucedido esté sólo en los excesos y desbordamientos de
las redes sociales y las plataformas digitales a la que estamos materialmente pegados y que han devenido como grandes productoras de
relatos, falsedades y medias verdades que se instalan en nuestros cerebros
confundiéndolo todo hasta conseguir el descreimiento general que vemos por
doquier y que bien pudiera haber contribuido a la causa.
No, el mal no está sólo en el
personaje ni en las herramientas que todos usamos, ni en
los ultraconservadores a quienes se les paró el reloj de la Historia. No, el
mal que explica lo sucedido y por suceder está en nuestra mente, en nuestra
forma de procesar el hecho cierto de que el mundo ha cambiado por la acción de
las nuevas tecnologías sin control. En nuestras mentes ya líquidas todo puede
tener un sentido.
Por favor, piénsenlo. Tomen nota,
hagan algo.
Enrique Monterroso Madueño