EL MONEDERO 26-1-2024
Cuando se les pregunta a los
españoles por el orden de sus preocupaciones o problemas siempre ,
indefectiblemente nos encontramos que los encabezan la carestía de vida, la sanidad y el empleo
mientras que la amnistía y la independencia de Cataluña ocupan en el último
barómetro del CIS de este mismo mes de Enero los puestos 37 y 39 . Y , sin embargo, el grueso de la información,
de la desinformación , de las opiniones sesgadas y de la inmundicia que circula
es el que es. Y es que los españoles
tienen la cabeza puesta en las cosas de comer y les preocupan menos los debates
políticos que copan la actualidad.
Es desesperante dedicar
tanto tiempo de escucha al ruido que no cesa, a la inmundicia que nos van poniendo en nuestro camino diario.
Vivir ya es un sobresalto continuo como para sólo alimentarse de cuestiones tan
abyectas. No podemos vivir a base de cemento, también la cal y la arena son necesarias
si no para el cuerpo al menos para el espíritu. Creo , además
que nosotros todos tenemos todo el derecho a descansar de tanta
hipérbole, de tanta falsedad y de tanto
nubarrón con que nos amenazan.
La atención que dedicamos a
ese ruido se la dejamos de dedicar a las políticas de verdad, medidas políticas
como la recién aprobada por el Consejo de Ministros. A partir de abril,
70.000 familias pobres con hijos van a poder ir al super con unas tarjetas y
comprar ellos allí la comida, en lugar de tener que ir a recogerla a los bancos
de alimentos. Van a ser unas tarjetas monedero o vales canjeables en las que el
Estado les va a meter una cantidad al mes. No es mucho pero la importancia de
la medida radica no en el tamaño sino en la dignidad. Son cantidades modestas
como para llevar una vida digna pero cuando se está en los umbrales de pobreza
extrema, cuando los ingresos son menos
del 40% de la renta media, esa tarjeta monedero con la que ir al súper y comprar
comida o productos de higiene les va a dar la vida y dignidad, que no está
reñida con la pobreza. El tiempo y la experiencia en la aplicación nos irá
diciendo qué funciona y qué no de este nuevo modelo. Pero así, visto sobre el
papel, este sistema de las tarjetas presenta indudables ventajas.
La primera, que no
estigmatiza. Que la familia acude al supermercado a por la comida y no a una
cola del hambre. Segunda ventaja, lo decía el ministro Bustinduy: que las
familias podrán comprar alimentos frescos, carne, pescado, verdura, que por el
sistema anterior de los bancos de alimentos era muy difícil garantizar. Tercera
ventaja, que las familias van a poder decidir qué alimentos encajan mejor con
las necesidades y con los gustos también de los miembros del hogar. Fruta:
peras o plátanos. Ahora las familias van a decidir qué compran con ese dinero.
Una duda me asalta. Esta
medida la pone en marcha el Gobierno de España a través de la Cruz Roja pero a
partir del año que viene, de esto se van a encargar las comunidades. Y es de
temer que empiece el manoseo y la tendencia a arrimar el ascua a su sardina con
la compra de votos.
El tiempo dirá. Pero, en
cualquier caso, siempre es una buena noticia la innovación en las políticas
públicas para hacerle la vida más fácil a quienes más difícil tienen la vida.
Enrique Monterroso madueño
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