UN FANTASMA RENTABLE ( 3-12-2021)
Lo cierto es que , manejando hábilmente la comunicación basada en fakes y en la debilidad mental de buena parte del personal y en mucha pasta que hay puesta en juego, nos podemos encontrar con el peligro de concebir a España como un tablero donde la partida la dirimen quienes, tocados del perfume de la corrupción , ven en la política un negocio, quienes no esconden su homofobia y antifeminismo pero que se postulan como demócratas y teniendo como adversarios a un moderado izquierdismo cuyo “peligro” es haber puesto en marcha los Ertes, subir el salario mínimo, intentar regular los alquileres de vivienda, garantizar un salario mínimo vital, aumentar la hucha de las pensiones etc.
Comunismo o Democracia. Así de simple venden el producto algunos de forma claramente fraudulenta esperando a ver si se lo compran. Pues no, Esta falsa "polarización" está alimentada por una subversión lingüística muy familiar para los españoles que venimos de una guerra civil y que parece que no hemos abandonado nunca un guerravicilismo que , al parecer, puede ser rentable. Es el poder del lenguaje: mediante esta dicotomía los más fachas pasan a encarnar la democracia al tiempo que resucitan un comunismo fantoche por inexistente que ni siquiera se presenta a las elecciones. La confusión está servida.
Este fenómeno español y mucho español también se observa en otros países y continentes. ¿ En qué consiste dicho fenómeno? Pues en reproducir un esquema que , repetido y repetido ( ¡ay Goebels!) pasa a ser ya un patrón: el hundimiento de la derecha democrática en favor de un populismo radical que necesita convocar el pasado para proseguir la "revolución" neoliberal. Un pasado, que incluye el fantasma del comunismo, que atrae a votantes asustados. Un liberalismo que se ha teñido de nacionalismo autoritario. O a la inversa : un nacionalismo étnico y radical que ha engullido al liberalismo.
Si no lo remediamos utilizando las armas de la razón y de una cierta inteligencia nos espera un mundo aún más feo del que ya hemos vivido. La radicalización de la derecha se repite hoy como ayer pero con la especial salvedad de que hoy no tiene enfrente ninguna revolución proletaria , no tiene enfrente ningún totalitarismo comunista que justifique su existencia como pretendieron hacer creer antaño.
Precisamente porque falta, porque le hace falta a esta derecha ultra , lo hace reaparecer como fantasma en discursos que buscan la reproducción de la vieja confrontación pero en un contexto nuevo. Si hay que jugar a la polarización, la derecha radicalizada encuentra frente a ella un hueco vacío y por inercia, por estrategia, por neurosis ideológica, lo rellena de comunismo.
Lo más increíble es que en algunos países
esto funcione. En España veremos.
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